EL LAPIZ DE LABIOS Y LA ECONOMIA

Focus: Sociedad
Fecha: 18/01/2008

Cuando el mundo era más estable, la sociedad hacía proyectos a largo plazo, en los que el año más próximo era un simple módulo de una escala progresiva.

Se extrapolaba sobre el pasado, se identificaban variables y se construían escenarios, se simulaban entornos y sus posibles respuestas.

Todo era relativamente fácil y los métodos utilizados coincidían en su enfoque cuantitativo.

Hace ya algunos años que lo único seguro es que no hay nada seguro. Por eso las presunciones sobre el año 2.008 tienen escaso soporte conceptual.

Ante tamaña dificultad, los economistas, un poco a contrapelo, han pedido ayuda a los sociólogos y estos, con una visión más plural, han señalado algunas pistas.

Faith Popcorn publicó en 1.991 un libro sobre las megatendencias de la sociedad occidental y los hechos han confirmado su valor analítico. Una de esas tendencias, poco aparatosa pero muy sugerente, es que “cuando la percepción del futuro es tan incierta que produce ansiedad, las personas nos autogratificamos con pequeñas y baratas compensaciones”.

Fumarse un pitillo (cuando todavía no era pecado) estaba al alcance de cualquiera. De la misma forma, la mujer más sencilla podía y puede comprarse un lápiz de labios y darles un toque de color.

Ahora Estée Lauder, una de las empresas líderes en cosmética femenina, después de largos años de investigación, ha confirmado empíricamente este comportamiento y ha concluido que una lectura pesimista del futuro correlaciona, en sentido inverso, con la venta de lápices de labios.

Es decir: pesimismo ante el futuro, las ventas de lápices de labios se disparan. Optimismo, las ventas disminuyen o se estancan.

Ni inflación, ni índices bursátiles, ni déficit exterior. Mucho más sencillo: lápices de labios.

A propósito, los fabricantes de bases para la industria cosmética especializada han aumentado sus ventas más de lo habitual en el último trimestre del año.

Hay que ir con los sensores puestos.
Alf Duran Corner

 

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