EL LINCHAMIENTO

Focus: Política
Fecha: 10/09/2014

No tengo información precisa ni conocimientos jurídicos suficientes para medir el contencioso del señor Pujol. Si me ajusto a los hechos declarados, parece que él ha pretendido asumir la ocultación de un patrimonio familiar a nombre de su esposa e hijos. Tampoco sé si este gesto tiene validez ante la administración tributaria, si se demuestra que los fondos monetarios no estaban a su nombre ni tenía poder para gestionarlos. Puedo comprender que desee proteger a los suyos, haciéndose el harakiri político, hecho que quizás a su edad le importe un bledo. El resto de interpretaciones sobre enriquecimiento ilícito con dinero público son gratuitas y hay que probarlas. Para crear confusión ya están la jauría de opinadores, que vomitan a diario su acidez gástrica, fruto de la ignorancia, el revanchismo y la mala fe.

El señor Pujol, como político, tiene activos y pasivos. En esto no se diferencia de ningún ciudadano. Los historiadores serios exigen tiempo y distancia para poder analizar una trayectoria. Las reacciones emocionales no son las herramientas idóneas para alcanzar un juicio justo.

Pero que una pandilla de desalmados, que se han enriquecido a expensas del erario público, inciten a la plebe para provocar un linchamiento, es una canallada. Saben también que cuentan con los tontos útiles de turno, siempre dispuestos a dar lecciones de honradez. El pueblo es muy manipulable, como hemos visto tantas veces en las películas del Oeste. El cacique ha nombrado al sheriff, cuenta con tribunales a la carta, y sabe que sus matones amedrantarán a quien se oponga.

Y es que el señor Jordi Pujol, fiel aliado de socialistas y populares, que ayudó a mantener el modelo fallido de la Transición, que jugó al posibilismo mediocre, que se opuso durante largo tiempo al proyecto independentista de Catalunya, que se conformó con una financiación autonómica perversa y que ha compartido intereses con personajes tan nefastos como los señores González, Aznar, Rodríguez y Rajoy, ahora ya no sirve. Es un juguete roto.

Hay que lincharlo. Y cuanto antes, mejor.

Alf Duran Corner

 

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