EL MODELO BERLUSCONI

Focus: Política
Fecha: 11/03/2011

En su aproximación filosófica a la vida, George Soros (uno de los más importantes especuladores financieros del mundo), declaraba recientemente: “En una democracia, el discurso político no está dirigido a descubrir la realidad (la función cognitiva) sino a resultar elegido y a mantenerse en el poder (la función de manipulación)”. Y luego añadía: “A la gente no le preocupa especialmente la búsqueda de la verdad. Las personas han sido condicionadas mediante técnicas de manipulación cada vez más sofisticadas, hasta el extremo de que no les importa que les engañen; de hecho, aparentemente invitan positivamente a ello. Las personas se han acostumbrado a recibir información en mensajes preempaquetados. Prefieren que les entretengan a que les informen”.

En este circo, los sujetos son tres: los políticos profesionales con cuota de poder, los medios de comunicación y los votantes. Los dos primeros son sujetos activos, en tanto que en los terceros priva la pasividad.

Hay que tener el estómago bien blindado para escuchar los discursos de personajes mediocres como los señores Rajoy, Rodríguez Zapatero, Camps, Arenas, Chaves, Àlvarez Cascos, o de las señoras Aguirre, Sánchez Camacho, Díez, de Cospedal, Pajín, y un largo etcétera. Son discursos vacíos, llenos de frases hechas, regados con obviedades que insultan a cualquier mediana inteligencia.

Y esos discursos son transmitidos por los medios como si se tratase de la “buena nueva” (un “evangelio” para bobos), con la única salvedad de que esa “buena nueva” tiene que ajustarse a sus intereses. Hay manipulación y engaño, aunque en la España cañí las técnicas sofisticadas a las que alude George Soros – que fue discípulo de Karl Popper y estudió en la London School of Economics - son escasas. Aquí domina la estridencia aceitosa de la mayoría de “comunicadores” (por llamarlos de alguna manera).

Y los votantes, la gente de a pie, tan contentos. Dispuestos a ratificar al atildado señor Camps en su puesto (aquí los delitos acaban prescribiendo para quien conviene), a sustituir al aburrido señor Griñán por el “educado” señorito Arenas y sus aguerridas proclamas anticatalanas, o a reemplazar al señor Rodríguez Zapatero y su flauta mágica por el ínclito señor Rajoy, el apóstol de la retórica blanda.

No perdamos el norte. Lo esencial es distraerse.

Alf Duran Corner

 

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