EL "STAR SYSTEM"

Focus: Sociedad
Fecha: 04/04/2005

La enfermedad y muerte del Papa, máxima autoridad de los fieles católicos, ha sido tratada por los medios de comunicación como un gran espectáculo de masas, como un superconcierto de rock en el que la figura estelar es una supernova galáctica.

Probablemente a Karol Wojtyla no le habría parecido mal, pues en sus largos años de pontificado ha potenciado su figura mediática por encima de cualquier otra consideración religiosa, política o social.

España, un país constitucionalmente laico, se ha visto sometido a un despliegue informativo (sin un ápice de lectura crítica) que ha caído como una losa sobre los sufridos ciudadanos que no comparten el credo dominante o, si lo comparten, consideran que la religión debe quedar en el ámbito de lo estrictamente privado.

Decir que en los oficios religiosos del pasado domingo en la catedral de Barcelona había más de “tres mil almas” (mejor hubiera sido decir personas) puede ser cierto. Como también lo es que un millón seiscientos mil barceloneses no acudieron a la cita. Una vez más tendremos que recomendar una sosegada lectura del libro de John Allen Paulos “Un matemático lee el periódico”.

Cuando hablamos de fundamentalismo religioso tendemos a pensar en el Islam. Ante tanta desmesura, mejor sería que buscáramos en nuestros propios zapatos.

Si analizamos el período Wojtyla por los “outputs” generados, podemos sacar ciertas conclusiones:

1. Un aumento notable del “índice de notoriedad de marca”. El “ícono Papa Wojtyla” está presente en todas las mentes, cualquiera que sea su espacio ideológico.

2. Dureza e inflexibilidad en los planteamientos doctrinales. Un reaccionarismo a la polaca. Una recuperación del espíritu de la contrarreforma.

3. Potenciación de los grupos ultraconservadores: neocatecumenales, opus dei, comunidad y sociedad.

4. Centralismo y autoritarismo. Culto a la personalidad.

5. Rechazo radical a cualquier apertura liberal: aversión por la sexualidad, prohibición del uso del preservativo, lectura patológica de la condición homosexual, condena del aborto y la eutanasia.

6. Condena del pensamiento crítico: Arrupe, Casaldàliga, Helder Cámara, Oscar Romero, Ernesto Cardenal, Hans Küng.

7. Lenguaje retórico lleno de lugares comunes: la bondad, la verdad, la piedad, la fe, la trascendencia, el amor, la paz.

8. Disociación entre “lo que dice” y “lo que hace”: condena la guerra de Irak y, al mismo tiempo, mantiene una actitud pasiva ante los responsables de la barbarie. Critica al capitalismo, pero no da el mínimo paso para cambiar las reglas del juego.

9. Confusión entre “popularidad” y “pueblo”. Se puede ser popular y estar muy lejos del pueblo y de sus problemas.

10. Énfasis en los protocolos (la oración, la comunión, etc) y escasa atención a las situaciones concretas de injusticia social, explotación, hambre, etc.


Esta es nuestra lectura. Deseamos que pronto acabe la catarsis y podamos recuperar el aliento. Por cuánto tiempo?.
Alf Duran Corner

 

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