EL TEATRO DE LA VIDA

Focus: Política
Fecha: 29/05/2009

Aunque lo ignoremos, todos tenemos una doble personalidad, una especie de juego – no necesariamente perverso – entre dos formas de representarnos. A veces somos Dr. Jekyll y en otras ocasiones Mr. Hyde.

Esta doble personalidad trasciende, en el caso de los políticos, a la esfera profesional. Esto es así porque la política no es una profesión, si no, en teoría, una vocación de servicio a la comunidad.

Ello nos permite hacer un juego con la clase política e imaginar cual sería su profesión si no se dedicaran de pleno a este oficio público.

¿Qué serían los señores y señoras Jordi Pujol, José María Aznar López, Mariano Rajoy, José Luis Rodríguez Zapatero, José Montilla, Josep Lluis Carod Rovira, Joan Puigcercós, Rosa Díez, si no se dedicaran a la política?

Valga lo siguiente como hipótesis de trabajo.

El señor Pujol sería tendero, un “botiguer” tradicional. Cordial, pero distante. Trabajador infatigable. Buen argumentador. Servicial. El señor Aznar sería funcionario. Severo. Agriado. Exigente con los procedimientos. Utilizando la ventanilla como barrera. El señor Rajoy sería (lo que es) registrador de la propiedad. Ejercería en un pueblo mediano. Haría su trabajo con probidad y pasaría las tardes en el casino, junto a otros terratenientes, degustando un buen oporto y fumando un sabroso puro. El señor Rodríguez Zapatero trabajaría de “entertainer” en una sala de fiestas, donde realizaría espectaculares ejercicios de magia. Utilizaría su verbo fácil para encandilar a los asistentes. La gente le tendría afecto, aunque pensaran que vivía de sus trucos. El señor Montilla sería gestor administrativo. Llevaría muy bien los temas de nóminas y todo lo relacionado con la Seguridad Social. Tendría fama de detallista y se sabría de memoria las bases de los convenios colectivos. El señor Carod Rovira daría clases de lengua y literatura catalana en algún instituto de enseñanza media. Sería un buen comunicador y los alumnos le tendrían mucho aprecio. En ocasiones, disertaría sobre temas relacionados con la historia y la literatura. El señor Puigcercós sería conductor de un enorme lorry y llevaría las mercancías por todas las carreteras europeas. Cumpliría los horarios escrupulosamente y actuaría como líder de los camioneros en los conflictos con la patronal. La señora Díez sería peluquera de señoras. Peluquera de barrio, en una zona media de una gran ciudad. Las clientas esperarían de ella no sólo un buen corte sino un sabio consejo sobre su vida marital. La querrían mucho y comentarían con ella las novedades de las últimas telenovelas.

Se me ocurre pensar que si asumieran su doble condición y se dedicaran con fruición a la profesión alternativa, los ciudadanos de a pie les estaríamos agradecidos.
Alf Duran Corner

 

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