EL TORO DE LA VEGA COMO METÁFORA

Focus: Política
Fecha: 26/09/2014

Como cada año, en Tordesillas, una multitud asilvestrada ha dedicado su tiempo de ocio a la tortura de un animal, alanceándolo hasta su muerte. La “fiesta” ha contado - como está ordenado - con la protección de la guardia civil. Todo muy “civilizado”.

Espectáculos de esta naturaleza se prodigan en España porque son la expresión genuina de los rasgos caracteriales básicos de la cultura castellana: agresividad, violencia, autoritarismo, machismo e intolerancia, rasgos que ya reflejó en su tiempo Francisco de Goya a través de sus pinturas negras (castraciones, aquelarres, garrotazos, romerías, procesiones).

Se dirá que estos arrebatos de sadismo se dan únicamente en los estratos de más baja condición social, pero lo cierto es que la caza y los toros continúan siendo las “aficiones” dominantes entre las clases extractivas (Ibex/35 incluido) que controlan el aparato del Estado. El maridaje de estas clases con los políticos españoles es de sobras conocido. A modo de ejemplo, merece la pena echar un vistazo a los antecedentes políticos de varios miembros del consejo de administración del banco de Santander.

Y es que la modernidad no se alcanza a través de las nuevas tecnologías (que son moralmente neutras) sino tras un largo proceso histórico que va desde el Renacimiento a la Ilustración, pasando por la Secularización y la Revolución Industrial.

Sociológicamente el Estado Español sigue anclado en el modelo feudal, con su monarca, su jerarquía religiosa, su corte y sus vasallos. Y ese modelo contempla que al pueblo se le conceda el derecho a cometer salvajadas para descargar sus frustraciones cotidianas. Pan y circo. “Lo dice la Constitución”.

El “toro de la Vega” tiene un valor simbólico. La sangrante cacería conecta con el talante de personajes como las señoras Cospedal, Saénz de Santamaría, Sánchez Camacho, Chacón, Aguirre, Botella, Díez, etc., y de señores como Aznar, Rajoy, Wert, Rodríguez Ibarra, García Margallo, Bono, Guerra, Torres Dulce, Arenas, Ruiz Gallardón, y un largo etcétera.

El “toro de la Vega” es la mejor representación de la “marca España”. Uno puede llegar a comprender las dudas escocesas ante la pérdida del sello ”Brit”, si se declaraban independientes. No es el caso de la gran mayoría de los catalanes, que no quieren que nadie los siga asociando a un Estado estructuralmente decadente.

Alf Duran Corner

 

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