EN NOMBRE DE DIOS
Focus: Política
Fecha: 20/09/2001
El ser humano, la especie teóricamente más evolucionada, es capaz de cualquier cosa. De lo más sublime y de lo más ignominioso. Para alcanzar la cumbre del horror, acude muchas veces al soporte conceptual de un Absoluto. Luego declara que lo ha hecho en nombre de Dios, de un dios vengativo y cruel que santifica su acción y lo redime.
Acabamos de vivir un episodio de esta naturaleza. Pero este episodio no es el primero y probablemente no será el último.
En nombre de Dios, las católicas majestades de España y Portugal, tras la conquista del Nuevo Mundo y con el beneplácito del papa Alejandro Borja, se repartieron el continente y liquidaron a sus habitantes autóctonos, cometiendo las mayores atrocidades.
En nombre de Dios, los religiosos puritanos del Este norteamericano se expandieron hacia el oeste y practicaron un exterminio sistemático de las tribus indígenas.
En nombre de Dios, la cristiandad europea potenció el tribunal de la Santa Inquisición y disfrutó con la quema de herejes.
En nombre de Dios, se colonizó y esclavizó a la población africana, con el ideario "cristianizar, civilizar y comerciar".
En nombre de Dios, católicos y protestantes se enfrentan en una guerra sorda y devastadora en el condado del Ulster irlandés.
En nombre de Dios, la balcanización ha producido innumerables batallas, a cual más agresiva, sin que paces precarias aseguren la recuperación de aquel territorio.
En nombre de Dios, los sionistas se apoderan de un espacio común en Oriente Medio y liquidan con precisión matemática a cualquiera que se oponga a sus deseos.
En nombre de Dios, los islamistas declaran la guerra santa, sin importarles lo más mínimo las muertes de civiles ajenos a su cruzada.
Unos y otros seguirán matando.
Eso sí: lo harán en nombre de Dios.
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