ENTRE EL CAOS Y EL ORDEN

Focus: Sociedad
Fecha: 11/05/2022

En un mundo en constante evolución con episodios que nos atemorizan, los humanos tratamos de comprender el sentido de la vida y lo hacemos moviéndonos en un oscilante eje entre el caos y el orden.

Según las narraciones explicativas sobre el origen de la  vida procedentes de fuentes religiosas, el orden inicial fue roto por los humanos, que voluntariamente desobedecieron las recomendaciones de los dioses. Luego la ciencia, ajena a los dogmatismos mitificadores de las religiones, corroboró la segunda ley de la termodinámica, aquella que nos dice que todos los procesos que ocurren en el universo se realizan de manera que siempre aumenta el desorden y por tanto la entropía a nivel global.

Con este escenario previsible, tratamos de surfear como podemos, con una tendencia natural a buscar nuestra “zona de confort”, es decir, aquello que creemos que es más seguro y nos protege del caos. Y en esto, como en casi todo, nos equivocamos.

Si analizamos separadamente las dos categorías (orden y caos), veremos que al final son espacios complementarios. El orden es el territorio explorado fruto de nuestro decurso vital, donde todo está en su sitio. Donde las reglas son conocidas y aceptadas; donde nuestras expectativas se ajustan a nuestras experiencias. El orden es estabilidad y rutina.

Pero ese orden sin el caos acaba aprisionándonos, limitando nuestro potencial de crecimiento, infrautilizando nuestros recursos, conduciéndonos a un lugar que nos resulta frustrante y vacío, carente de significado, aunque no queramos reconocerlo por el peso de la superestructura ideológica. Podríamos decir que si el orden se institucionaliza en tu vida, tu proyecto personal fracasa. Es cierto que el caos, en su condición de novedoso e inesperado, produce en ocasiones tensión y sufrimiento. La clave está en saberlo manejar y positivizarlo. Si lo sabemos hacer, nos ayudará a avanzar en el conocimiento de lo nuevo, de visionar futuros atractivos, de aprender sorprendentes significados.

Ya sabemos que en la vida tenemos unas cartas marcadas y solo dando un paso hacia adelante tomaremos el camino más favorable. Lo importante “no es lo que te ocurre, sino lo que tú haces con lo que te ocurre”. Y en esto hay que reconocer que las mujeres tienen ciertas ventajas porque son mucho más expresivas que los hombres y manifiestan sin ambages su confusión. La mayoría de los hombres la ocultan y la padecen en silencio.

En éste y en muchos otros sentidos, el hombre es el representante del “orden” y la mujer del “caos”. Por eso en una sociedad masculinizada, se tiende al refuerzo de la autoridad, a la castración social, a las limitaciones procedimentales, al ocio alienante, a tomar una exagerada conciencia de nuestra vulnerabilidad.

Para salir de este entorno asfixiante basta con ejercer nuestros derechos a la libertad, asumiendo los riesgos y las responsabilidades que esa libertad lleva aparejadas. Romper de una vez por todas con nuestra “zona de confort”.

Y como no existe un manual operativo que podamos tomar como modelo ideal, hemos de elegir uno entre los que más se ajustan a nuestra lectura del mundo. Y es por eso que nos decantamos por Jordan B.Peterson, un psicólogo clínico canadiense de amplio espectro cultural, que alcanzó gran notoriedad tras publicar su libro “12 Rules for Life: An Antidote to Chaos”. Esas reglas de supervivencia las escribió Peterson pensando en sí mismo y luego las hizo extensivas al público en general.

Peterson coincide con nuestro análisis en que no hay orden sin caos, ni caos sin orden, aunque se protege de la crítica  del Sistema con la palabra “antídoto”. Un antídoto es un conjunto de formulaciones de naturaleza farmacológica que pretenden mejorar algunas intoxicaciones, actuando sobre el propio tóxico. Luego, cuando destripas el libro de Peterson te das cuenta de que esa no es su recomendación. Las reglas son sencillas y se pueden comprender fácilmente. Yo les añado, si procede, mi toque personal.

 

Uno puede coincidir más o menos con Peterson, pero hay que reconocer que su guía para la vida ayuda a reflexionar. Vivimos entre el caos y el orden; en un orden caótico o en un caos ordenado. Pero estamos vivos y lo seguiremos estando, en la medida en que el tándem  cuerpo-mente practique cotidianamente sus ejercicios de musculación.

Entonces y solo entonces nos daremos cuenta de que la vida ha merecido la pena.

 

 

  

Alf Duran Corner

 

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