Focus: Política
Fecha: 07/11/2017
La visión cortoplacista, el tacticismo de los partidos e incluso las pequeñas maldades de envidiosos y resentidos (que los hay en todas partes), hacen dudar en este momento de que la opción independentista se presente como lista única en las elecciones del 21 de diciembre.
Deberían hacerlo por dignidad, por respeto a sus líderes políticos que han sido perseguidos, humillados y maltratados por el Estado Español y su aparato represivo. Unos están en la cárcel como vulgares delincuentes, otros exilados, otros imputados, otros en lista de espera, otros perseguidos e insultados por las unidades de choque fascistas que actúan a su antojo por el territorio.
¿No son capaces de comprender que el mundo independentista y las agrupaciones civiles no aceptan otra opción que no sea ésta?
Esas elecciones no han sido convocadas por nuestro President, como correspondía a las propias leyes del Estado, pero es nuestra gran oportunidad para ratificar una mayoría independentista en el Parlament, y esto pasa por una lista única, que podría presentarse con la etiqueta “Primero de Octubre”, como homenaje a las gentes que defendieron con sus propios cuerpos el derecho a votar en el Referéndum. ¿Qué más se puede pedir?
Los españolistas se presentarán separadamente porque lo único que les une es su anticatalanismo visceral. Los “Comunes” (CSQP) también irán por libre, porque no comparten nuestro ideario y quieren rebañar con sus ambigüedades a un bloque de gentes que siguen su letanía seudoprogresista. Nosotros tenemos que acudir unidos.
Y si no hay razones más profundas, sometamos los últimos resultados autonómicos a una simple prueba aritmética y veremos que ocurrió en el 2015. En esas elecciones los resultados en voto popular y escaños fue el siguiente:
De aquí podemos extraer la siguiente conclusión: el sistema electoral favorece a los partidos que obtienen más votos, como puede comprobarse al dividir el número de votos por el de escaños obtenidos.
Hay que añadir que la hoy extinguida UDC, que obtuvo 102.870 votos, no tuvo representación por no alcanzar la cota mínima del 3% del voto popular.
En definitiva, cuantos más votos sumas menos te cuesta obtener un escaño. Elemental.
Las elecciones de diciembre son plebiscitarias y, aunque estarán sometidas a todo tipo de trampas urdidas por el Estado, contarán también con la atenta mirada de los observadores internacionales, que esta vez no están dispuestos a tolerar mayores engaños. Y no es por cuestiones de limpieza democrática, sino porque otro escándalo puede afectar a su credibilidad y a la de toda Europa.
Una lista única. Es la aritmética, estúpido.