ESPERANDO A GODOT

Focus: Política
Fecha: 10/02/2003

Robert Fisk, el fino analista del “Independent”, no se ha creído nada de los relatos de cartón piedra que el señor Powell ha presentado en sociedad.

Robert Fisk lo contextualiza con referencias a Beckett y a su teatro del absurdo. Es cierto que las “pruebas irrefutables” sólo convencen a los creyentes y a los entusiastas “supporters” que apoyan la operación de castigo como si se tratara de un videojuego.

Esta guerra está cantada y no hace falta llenarla de retórica y de frases huecas, del tipo “armas de destrucción masiva”.

En doce ocasiones, quizá más (pues sólo fuimos capaces de leer un extracto), pronunció el fatídico genérico el señor Aznar López.

Los lingüistas gustan de utilizar la semántica cuantitativa para medir el peso de las palabras en un discurso. Luego se puede construir un mensaje integrador, que sirva como coartada, y que podría ser el siguiente: “No han cumplido la resolución 1441 y poseen armas de destrucción masiva que amenazan nuestra paz y nuestra seguridad”.

Conclusión: leña al mono.

Pero no todo acaba con Beckett. Aquí están también Ionesco, Breton y todo el surrealismo.

El señor Pujol Soley ha reflexionado sobre el distanciamiento entre Europa y Estados Unidos (debe referirse a los fundadores de la Europa comunitaria – Alemania y Francia – en su posición crítica sobre el conflicto de Irak) y lo achaca a la secularización europea frente a la posición “religiosa y moralista” de Estados Unidos.

Esto es cinismo o ignorancia.

La religiosidad norteamericana quedó bien reflejada en las palabras del presidente Truman justificando el delirio nuclear: “Demos gracias a Dios de que (la bomba) haya ido a parar a nuestras manos y no a las de nuestros enemigos; y le pedimos que El nos guíe para utilizarla según sus designios y para sus fines”.

El problema es que Godot atraviesa el escenario y no se entera de nada.
Alf Duran Corner

 

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