ETICA Y NEGOCIOS

Focus: Economía
Fecha: 14/06/2004

Hace ya algunos años que las más importantes escuelas de administración de empresas han incorporado a su programa de estudios una cátedra de “Ética en los negocios”.

Para unos esta cátedra es un florero que les sirve de coartada para mejorar la imagen de los dirigentes empresariales. Para otros (que están en minoría), esta cátedra permite incorporar valores de respeto, sostenibilidad medioambiental y solidaridad al pensamiento único del modelo capitalista.

Desde que en 1989 se acabó el mundo bipolar (dos sistemas, dos opciones de vida), el capitalismo ha recuperado sus viejos orígenes y su espíritu de cuatrero.

En la década de los treinta del pasado siglo, el gran Keynes ya había avisado reiteradamente a los empresarios británicos sobre la conveniencia de que los trabajadores tuvieran salarios dignos. Keynes no era un moralista. Era un científico inteligente que quería salvar al capitalismo y que sabía que el ahorro y el consumo eran dos motores del dinamismo económico.

Pero para que hubiera ahorro y consumo, el trabajador tenía que contar con algún excedente.

El “Estado del bienestar” no fue un regalo de la burguesía a la clase trabajadora. Fue una forma de resolver un conflicto de intereses, de ofrecer un “rostro humano” a una historia de explotación y de tratar de evitar el contagio del modelo comunista.

En esencia el “Estado del Bienestar” es educación gratuita, sanidad gratuita y pensiones de jubilación y desempleo. Las dos últimas prestaciones (con sus muchas limitaciones) han conseguido mejorar algo la calidad de vida de la gente corriente.

Es sabido que cualquier sistema requiere ajustes en el tiempo, pero esto es algo muy distinto a desmantelar.

Las declaraciones del señor Alfredo Saénz Abad, consejero delegado del grupo Santander, sobre la ineludible necesidad de desmontar el “Estado del Bienestar” y hacerlo rápidamente, son propias de alguien que ha perdido el sentido de la realidad.

Una respuesta contundente de todos los pensionistas que cobran sus escasas pensiones a través de bancos del grupo Santander, sería cambiar inmediatamente de banco. Y aconsejar a sus parientes y amigos que hagan lo propio. Sería la forma en que el señor Saénz Abad pudiera medir el impacto económico de sus palabras.

Yo comprendo que el señor Saénz Abad no esté preocupado por la existencia o no del “Estado del Bienestar”, ya que sólo el pasado año cobró 5.756.000 euros (casi mil millones de pesetas) y cuenta con un suculento plan privado de pensiones.

Pero no sólo es cuestión de Ética y Estética. Es también cuestión de Economía. Necesitamos a los clientes y a los consumidores. Sin su renta disponible, sobramos todos.
Alf Duran Corner

 

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