FAMOSOS Y FAMOSILLOS

Focus: Sociedad
Fecha: 27/05/2005

En el pasado alcanzar la fama llevaba años, exigía esfuerzo, requería la demostración fehaciente de unas capacidades inusuales.

Es cierto que podía incluir criterios morales, que definían el color de la notoriedad. Se hablaba de buena fama y de mala fama.

Pero en cualquier caso, el hecho objetivo era que mucha gente en muchos sitios se refería a alguien con admiración, estimación o censura.

El abanico era amplio y podía poner en la misma parrilla (lo cual no deja de ser una procacidad) a Alexander Fleming y a Lola Flores.

Pero la “fama”, como casi todo, se ha hecho mercancía barata y no exige méritos. Hay “famosos” a montones, aunque acaben vendiéndose en la sección de saldos de los grandes almacenes.

Muchos de los “famosos” y “famosillos” que aparecen en la televisión no son nadie, no tienen nada que decir. Pero ahí están, con sus miserias cotidianas, con su lenguaje barriobajero, con su mal gusto y su natural disposición al esperpento.

La mayoría tienen fecha de caducidad, aunque algunos reaparecen al cabo del tiempo y pretenden recuperar las posiciones perdidas. Para ello cuentan con el auxilio de algunos comunicadores interesados, que mueven los hilos de la basura nacional para regocijo de unas audiencias cada vez peor educadas e informadas.

Todo ello podría preocuparnos levemente si lo considerásemos un fenómeno coyuntural, pero lo datos señalan otros riesgos. En un reciente sondeo entre adolescentes españoles para conocer sus preferencias profesionales de futuro, la de periodista, arquitecto o informático se han visto superadas por la de “famoso”.

Menudo fracaso. Tanta educación obligatoria para llegar a esto.

Y lo más relevante : para ser “famoso” no se necesita ni la EGB.
Alf Duran Corner

 

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