FEDERALISMO

Focus: Política
Fecha: 09/06/2006

Ahora que en Catalunya se va a votar un estatuto que nos aproxima al modelo federal, conviene repasar los fundamentos de esta organización política.

El término “federalismo” procede de la raíz latina “foedus”, que significa “acuerdo formal o pacto”. A través de éste, se establecen las relaciones entre los estados y el gobierno central, así como las interestatales. El modelo permite que las decisiones se tomen allí donde suceden los problemas (los estados) y sólo se reserve a la unidad central aquello que afecta a la globalidad del territorio.

Si la Unión Europea tuviera mayor rango político, sería un estado federal. Hasta la fecha se ha limitado, en parte, a temas de política económica.

El juez del tribunal supremo de Estados Unidos, Hugo L.Black, dijo que el federalismo significaba “un adecuado respeto a las funciones estatales, un reconocimiento del hecho de que la nación entera está constituida por la unión de gobiernos estatales separados, y la creencia de que el gobierno nacional funcionará mejor si los estados y sus instituciones tienen libertad para realizar sus funciones de la forma que crean conveniente”.

El guión, en líneas generales, está claro. El problema, como siempre, es su interpretación.

Con la creación de los Estados-nación (España, Francia, Italia, etc.) se enfatizó la tendencia unitaria (todo el poder en la cabecera), que es la peor rémora para que esos entes discurran hacia una organización federal.

Aunque como bien dice el profesor Bernat Muniesa, el modelo ideal al que los ciudadanos aspiran no es el “federalismo” sino el “confederalismo”, es decir, la voluntad democrática de compartir con los “otros”, si se quiere, una experiencia común.

En un territorio tan complejo y tan pluricultural como es España, el dilema de los países insertos en el estado español, no es “si no nos quieren, nos vamos”, sino “¿estamos dispuestos a caminar juntos o mejor vamos por libre?”.

Al margen de los exabruptos de la derecha cavernícola (“España se rompe”), el voto en el referéndum del Estatut de Catalunya va más allá de una nueva distribución de competencias.

Parafraseando a Groucho Marx, no me gustaría ser socio de un club que no me permitiera darme de baja.

La democracia también es esto.
Alf Duran Corner

 

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