FESTIVALES DE VERANO

Focus: Economía
Fecha: 06/07/2012

La mayoría de estos eventos sirven para que la mediana burguesía rompa su monotonía vacacional y trate – con escaso éxito – de culturizarse. En ocasiones alguno de estos eventos destaca entre los demás por el perfil de los “entertainers”, de los que distraen al personal.

Esto es lo que ha ocurrido en Bruselas el pasado fin de semana. Allí se reunieron los jefes de gobierno de la Unión Europea y los ejecutivos comunitarios, aunque pronto se puso de manifiesto que sólo los miembros de la Eurozona tenían un contencioso por resolver. Se tomaron decisiones, se emitió un comunicado oficial y los medios de información – siempre dispuestos a poner más pimienta de la necesaria – interpretaron el desenlace de la “cumbre” como una victoria del norte frente al sur, de los “buenos” contra los “malos”.

Ya puestos en un entorno festivalero, podríamos considerar que en el ceñido repertorio de la “cumbre” hubo una pieza teatral y una película. Tirso de Molina estuvo presente a través de la pieza “El burlador de Sevilla y convidado de piedra”, aunque en este caso el señor Rajoy casó mejor con el segundo personaje (convidado de piedra) que con el primero. Y ya se sabe que un convidado de piedra es aquel que en una reunión no interviene, que pasa desapercibido e ignorado por el resto. La jugada maestra de póker no cabe en su imaginación; prefiere el mus.

En cuanto a la película, se pasó una de Scorsese, cuyo título es “Uno de los nuestros”. Porque Mario Monti, antes de ser primer ministro de Italia, fue comisario europeo y es por esto que sus colegas y amigos lo han protegido corporativamente. Mario Monti, tan elegante, amenazó con dimitir si no se atendían sus requerimientos, y la audiencia pensó que el retorno al “bunga-bunga” de Berlusconi podía ser fatal para la salud mental del conjunto. En definitiva, un poco de show para terminar.

¿Y cuáles han sido los resultados concretos de esta cumbre? ¿Es realmente un cambio de signo? Veamos algunos detalles, y veámoslos tal como han sido programados en el tiempo:

• En un plazo de seis meses (como mínimo) se pondrá en marcha la Unión Bancaria para los países de la Eurozona. Al frente habrá un supervisor con plenos poderes para regular el conjunto del sector bancario. Los bancos centrales de cada Estado (por ejemplo, el Banco de España) se quedan sin trabajo. Se supone que Mario Draghi asumirá las nuevas competencias.

• Hasta que lo anterior no funcione, si algún país pide ayuda financiera (caso de España para el sector bancario), la ayuda computará como déficit y como deuda. Superado el pre-requisito de la Unión Bancaria, se podrá trasladar directamente la deuda a la banca, sin el aval del Estado.

• Las ayudas que se presten a los bancos tendrán “condiciones” para cada uno de ellos.

• El fondo de rescate (el actual o el nuevo) podrá comprar deuda soberana de los países con problemas en el mercado secundario, como venía haciendo de forma esporádica el Banco Central Europeo. La voluntad, como no podía ser otra, es asegurar la estabilidad del euro.

• Los “hombres de negro” no vendrán (hace mucho calor), pero el país que no siga las “recomendaciones” de Bruselas, se caerá del tren.

• Entre esas “recomendaciones” se exige el incremento del IVA, la supresión de la deducción fiscal por vivienda y la rebaja del sueldo de los funcionarios. Considerar que todo esto no tendrá un impacto macroeconómico es una estupidez.

• El Tribunal Constitucional alemán todavía tiene pendiente la aprobación del Mecanismo Europeo de Estabilidad (fondo) y del Pacto Fiscal (ajuste presupuestario), por apelación del partido Die Linke. Se espera un voto favorable. En caso contrario, todo quedaría bloqueado.

• Conviene aclarar, por si alguien no se ha enterado todavía, que Alemania (sus contribuyentes) son los principales aportadores de fondos en todas las plataformas de rescate. Es lícito que quieran saber qué pasa con su dinero.

• Hasta ahora los fondos (dinero de la Eurozona) tenían una condición preferente frente al resto de acreedores, en el caso de una quiebra estatal. Se mantiene en vigor esta cláusula con la excepción del Estado Español (el más tocado), de forma que, en este caso, todos los acreedores (públicos y privados) tienen los mismos derechos. Es un guiño a los inversores (eso que insisten en llamar “mercados”).

• Los 120.000 millones de euros para el crecimiento es una cifra y poca cosa más. No hay ningún plan de acción concreto.

• Mario Draghi ha insistido en la “condicionalidad” de todo el proyecto, para que nadie se alegre más de la cuenta.

• Se sigue trabajando en la centralización de los presupuestos de todos los países de la Eurozona, como ocurre ahora con Italia, España, Irlanda, Portugal y Grecia. Esto significa que la última palabra la tiene Bruselas. El mensaje es muy claro: te ayudo a resolver tus problemas de insolvencia y tú cedes soberanía.

• El gobierno y el parlamento alemán mantiene su derecho al veto.

• De “mutualizar la deuda” nada de nada. De “fondo de garantía de depósitos” común, nada de nada.

Si el Estado Español es capaz de aguantar las tensiones hasta que la Unión Bancaria sea una realidad, podemos entrar en una etapa de asentamiento. Si no, el Estado será intervenido en su totalidad. Hoy la probabilidad de quiebra es del 37,2%.

Tampoco hay que preocuparse. Yo siempre he dicho que prefiero los luteranos centroeuropeos que los representantes del “capitalismo cañí”. Porque una cosa es ganar un torneo de fútbol y otra, muy distinta, gobernar un Estado.

Alf Duran Corner

 

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