FLASH BOYS

Focus: Economía
Fecha: 06/06/2014

Con este expresivo título, Michael Lewis acaba de publicar en Estados Unidos un ensayo / relato en el que actualiza la situación del mercado de capitales y expone el papel que juegan las nuevas tecnologías. La ventaja de Lewis es que es “uno de los nuestros”, no un observador ajeno a la vorágine del capitalismo financiero. Y sus análisis se hacen desde dentro, de alguien que ha vivido ese mundo, conoce los códigos, tiene los contactos y se mueve con facilidad en un medio que para el resto de los ciudadanos es absolutamente opaco.

Michael Lewis es un ejemplo de los extraños caminos que siguen los estudiantes más aventajados. Obtuvo su grado de Humanidades en Princeton, para pasar luego a Londres y cursar un master en economía en la London School of Economics. Un poco por azar entró a trabajar en Salomon Brothers, cuando aquel banco de inversión era “el rey de los bonos” y arrasaba en Wall Street. Aprendió el oficio y a los pocos años lo abandonó, cuando ya el gran barco iniciaba su declive. Se salvó del naufragio y escribió un libro excelente – “El póquer del mentiroso” – que debería ser de obligada lectura para comprender las fuerzas y debilidades del sistema. Desde entonces, ha publicado diversos ensayos, siempre sobre economía, finanzas, empresa y liderazgo.

Ahora ha abierto de nuevo la caja de los truenos y ha explicado con detalle el cambio en los parquets bursátiles. Hace ya algunos años que la imagen hollywoodense de los corredores agrupados cerrando compras y ventas entre gritos y colores luminosos, ha quedado en el recuerdo. La mayoría de las operaciones se hacen en mercados electrónicos y el ajuste entre compradores y vendedores se produce gracias a elaborados programas introducidos en potentes ordenadores, protegidos por grandes medidas de seguridad.

Ahora lo que manda son los algoritmos, o conjunto secuencial de operaciones que contemplan una serie de hipótesis respecto a cada valor, su precio, los competidores, el mercado, etc. y que tratan de maximizar el resultado. Es el algoritmo el que ha sustituido al bróker. Y ese algoritmo lo han creado matemáticos, físicos e ingenieros. Todo es automático.

En este mundo de sofisticación tecnológica destacan los “High Frequency Traders”, que aprovechan la velocidad de los cables de fibra óptica trazados en línea recta entre los ordenadores y los parquets electrónicos. Gana el más rápido, el que obtiene algunos milisegundos de diferencia respecto a sus competidores.

Y en “Flash Boys” Lewis nos cuenta como las nuevas tecnologías pueden manipular el mercado de una forma muy simple. Si, por ejemplo, un operador sigue el método tradicional y aprieta un botón para ordenar la compra de un millón de acciones de un valor al precio que le indica su pantalla, puede encontrarse con una respuesta negativa en la que se le informa que el valor es cinco centavos más caro de lo que él creía. ¿Dónde está el truco? Pues en la velocidad de los “High Frequency Traders”, que detectan la orden y se anticipan cerrando antes la operación. El bróker acaba comprando para sus clientes, pero eso sí: cinco centavos más por acción. La ganancia oculta para los propietarios del HFT son 500.000 dólares, ganados limpiamente.

El escándalo ha sido mayúsculo. El FBI, el Fiscal General del Estado de Nueva York, e incluso el Departamento de Justicia del gobierno federal norteamericano han abierto investigaciones paralelas. Pero, ¿contra quién? ¿Contra unos algoritmos?

¿Tenemos cabida en un mundo robotizado?

Alf Duran Corner

 

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