HENRYS
Focus: Economía
Fecha: 03/07/2009
Los sucesivos bandazos en el ámbito de la Política Económica que el gobierno del señor
Rodríguez Zapatero viene ejecutando últimamente, han desconcertado a la población y han sorprendido a los analistas.
El último tiene que ver con las
cuentas del Estado, es decir, el ajuste entre los ingresos y los gastos. Al margen de matices ideológicos, técnicamente hay escasa maniobra para contemplar muchas opciones.
La situación es la siguiente: 1). El gasto público aumenta (subvenciones, ayudas, avales, etc.). 2). Los ingresos ordinarios descienden (por la caída de la actividad económica). 3). Nos financiamos en parte con dinero del exterior (que tenemos que devolver) y si emitimos más Deuda, tenemos que retribuir mejor el préstamo para incentivar a los acreedores. 4). No podemos devaluar la moneda, que reduciría el monto de la deuda y animaría nuestras exportaciones, pues el
Euro y su valor de cambio no es de nuestra competencia. 5). El Estado necesita más ingresos y la única vía son los
impuestos. Los indirectos (Iva, especiales, etc.) son por su propia naturaleza inflacionarios, por lo que debemos descartarlos. Sólo nos quedan los impuestos directos.
El gobierno del Estado apuntó esta vía recaudatoria, pero luego la abandonó. Estamos pues como al principio.
Es evidente que a nadie le gusta pagar impuestos, pero sí le gusta disfrutar de las prestaciones sociales (educación, sanidad, pensiones) que se financian con ellos. Para muchas personas, el único impuesto “visible” es el Impuesto sobre la Renta, que tienen que pagar una vez al año, al margen de las retenciones periódicas por rentas de capital y trabajo. Los otros impuestos (ligados al consumo) pasan desapercibidos. Es por ello que la batalla de los impuestos es una batalla sesgada, aunque en teoría todo el mundo cree que los que más tienen y/o ingresan, han de pagar más.
El debate entonces es dimensionar la categoría de “los que más ganan”, pues es justamente a ese grupo de individuos a los que la Hacienda Pública quería aumentar los impuestos (lo que se define como el “impuesto marginal” del IRPF).
En Estados Unidos, éste es un debate histórico entre demócratas y republicanos. Los primeros están por una imposición progresiva, los segundos en contra. El presidente
Barack Obama ya anunció como candidato una subida del IRPF para las rentas altas y está empeñado en ello. Pero, ¿qué son rentas altas?
Los norteamericanos, en su afán por codificarlo todo, han definido un colectivo social como
Henrys (high earners, not rich yet). Personas con ingresos altos, pero que todavía no son ricos. Este colectivo está formado por cinco millones de hogares, con unos ingresos brutos entre 250.000 y 500.000 dólares al año. Por poner un ejemplo práctico, una familia con ingresos de 375.000 $ anuales brutos, pagaría 100.000 $ de impuestos y le quedaría un neto de 275.000 $ (200.000 € aproximadamente). Como contraste, hay que señalar que la renta media anual del 95% de los hogares norteamericanos es de 50.000 $.
El modelo norteamericano sirve como referencia. Si hay que subir los impuestos, hay que subirlos a quiénes pueden pagarlos y mantener su estatus social, llámense como se llamen. Y hay que hacerlo ya.
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