HOMBRES SOBRADAMENTE CONFUSOS

Focus: Sociedad
Fecha: 25/07/2008

Junto al patrón dominante del género masculino (autoritario, agresivo, homófobo, incapaz de asumir su complejidad hormonal), hay un colectivo menor que va tomando conciencia de los cambios que la sociedad exige a los hombres.

Un primer paso ha sido comprender que su fortaleza física queda compensada sobradamente por la fortaleza psicológica de la mujer. Y esto no los hace peores ni mejores, pero sí diferentes a sus antepasados.

Los hombres, acostumbrados a manejar a su antojo las pequeñas miserias de la vida cotidiana, se sienten perplejos ante las nuevas circunstancias y llenos de dudas sobre lo que hay que hacer.

¿Han de continuar llevando la iniciativa sexual?. ¿Han de sujetar con severidad su limitada expresividad emocional?. ¿Han de descargar en el deporte-espectáculo su sublimada agresividad?.

Este colectivo quiere distanciarse del modelo “testosterona” y va configurando nuevos prototipos de virilidad. Sin dejar de capitalizar sus atributos clásicos (autonomía, liderazgo, asunción de riesgos) trata de identificar aquellos otros atributos que le permitirán navegar en las mejores condiciones. De este proceso surgen cinco perfiles.

En primer lugar tenemos a “los tiernos” , dulces y amables, que se constituyeron en la pareja ideal de la mujer rompedora de los setenta del siglo pasado. Idealizados por algunas feministas , pierden su protagonismo en las situaciones difíciles. Se apoyan demasiado en sus partners femeninos, que en ocasiones dudan si tienen como compañero a un amante o a un angustiado hijo.

Luego están los “metrosexuales” , que la fauna mediática ha puesto de moda. Gente elegante, hedonista, vanidosa y cosmopolita. Juegan a una supuesta bisexualidad como forma de provocación. Sus prestaciones van ligadas a su capacidad económica. Sin dinero, un metrosexual hace el ridículo.

El tercer grupo está en las antípodas de su precedente. Son buena gente y han hecho un esfuerzo importante para apartarse de sus colegas machistas, con los que conviven. No cuidan su apariencia y dejan que sus madres, esposas, amantes o novias les compren la ropa y les hagan recomendaciones sobre la conveniencia de hacer deporte. Son antiguos, cualquiera que sea su edad. Son los “retrosexuales” .

Los “tecnosexuales” siguen a los anteriores y establecen fronteras con el resto. Son seres preocupados e interesados por las “tecnologías de la información y la comunicación”. Son amantes del “cibererotismo” y prefieren la realidad virtual a la tosca realidad de la vida. Bien organizados, llevan el control de sus gastos y sus compras.

Algunos analistas identifican a un quinto grupo - los “übersexuales” - que, en teoría, han alcanzado su virilidad sin aspavientos. Gente auténtica y poco corriente, su proyección va más allá de su condición masculina.

Insisto en que todos ellos son todavía una minoría respecto al patrón dominante, por mucho que las estadísticas (los datos construidos sobre opiniones son casi siempre falsos) digan lo contrario.

Y esta minoría está desconcertada. Echémosles una mano.



Vamos a dar un respiro a nuestras lectoras y lectores. Volvemos en septiembre .

Alf Duran Corner

 

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