¿ INEPTOS O TRAMPOSOS ?

Focus: Política
Fecha: 14/06/2023

O ambas cosas a la vez. De nuevo los partidos políticos catalanes que se autodefinen como “independentistas” están haciendo todo lo contrario de lo que el voto independentista en la calle les exige, el mismo voto que sufrió la acometida violenta del “partido de la porra” en el referéndum del primero de octubre.

Si nos referimos a los resultados de las pasadas elecciones municipales y después del batacazo a modo de señal que han recibido de sus habituales simpatizantes (con especial relevancia en el caso de Esquerra Republicana, seguida de la variopinta y estrafalaria CUP y disfrazado por el voto anti-Colau del representante de Junts en Barcelona, más los residuos post-convergentes del PdeCat de imposible evaluación), resulta llamativo que ninguno de sus líderes haya asumido responsabilidades presentando su dimisión irrevocable. Esto es lo que ocurre en las democracias representativas. Parece que no entienden qué significa esto. Vamos a dejarlo de momento en ineptitud.

Sigamos con el relato. Ahora de lo que se trata es de configurar mayorías independentistas en todas (en todas) las instituciones en las que ello sea posible: ayuntamientos, consells comarcals, diputaciones, etc. Cualquier otra combinación, como ya está prefigurándose, es una traición al movimiento independentista. Las rencillas personales a nivel local que explican maridajes espurios con partidos nacionalistas españoles, deberían llevar a la expulsión de quienes los ejecutan. En un partido político bien dirigido hay líneas rojas que no se pueden traspasar. Y ésta es una. Conviene recordar aquí y ahora que Aliança Catalana, el partido que preside la señora Silvia Orriols, es un partido claramente independentista, con gran respaldo popular en la capital del Ripollès, mal que les pese a los dogmáticos estalinistas de turno que descalifican a cualquiera que no se ajuste al patrón dominante. Reconozcamos, como contraste, que los partidos españolistas a nivel estatal tienen muy claro el carácter disciplinar de una organización.

Hay otra razón que tiene que ver con la eficacia y que deberían entender ya. Se refiere a quién tiene el poder sobre la asignación y gestión de los recursos presupuestarios. Los que les quedan a los entes políticos catalanes después del drenaje del Déficit Fiscal año tras año, deben ser manejados con mano de hierro. No es lo mismo que las Diputaciones (que gozan de buenos presupuestos) sean presididas por nacionalistas españoles que por independentistas catalanes. Si tampoco lo entienden es que son idiotas.

¿O es que son unos tramposos que ponen sus intereses personales (su sueldo, sus primas, sus “fringe benefits”) por encima del de sus representados? Cualquiera que haya dirigido una empresa privada y que esté a favor de la libertad de mercado (se excluyen los funcionarios y/o políticos profesionales asignados a dedo para empresas públicas, parapúblicas o dependientes del BOE), sabe que quien controla la tesorería tiene el poder, como argumentaba en su día el patriarca Arzallus. ¿O es que tampoco entienden de qué va el hecho económico?

Pasemos ahora a las próximas elecciones generales españolas, convocadas por el gobierno central. Ya expresé mi punto de vista describiendo las tres opciones posibles para los partidos independentistas:

 

▪ Presentar cada uno por separado sus candidatos. Al margen de la capacidad de cada uno (las limitaciones de la mayoría son obvias), su voz en el Congreso solo sirve para distraer a los conserjes. Y en ocasiones (caso de Esquerra Republicana) para continuar favoreciendo a quienes nos reprimen. Este último apartado sería un campo abonado para los psicólogos clínicos.

▪ Presentarse como un bloque integrado independentista. Sería un gesto bonito que al menos se podría visualizar en el terreno internacional. También podría ser una inyección de entusiasmo para los votantes independentistas de cara a las próximas elecciones autonómicas en las que el bloque forzara un carácter plebiscitario. Dominar el Parlament es el paso previo a la independencia.

▪ Abstenerse. Significaría que los partidos independentistas no se presentarían a esas elecciones y lo comunicarían urbi et orbe. Los registros efectuados de los resultados de las elecciones generales españolas en Catalunya desde 1977 al 2016 nos dan una abstención media del 28,9%. Todo lo que pasara de esta media sería presumiblemente voto independentista. Ésta si sería una opción contundente que dispararía la abstención y no se podría ocultar ni nacional ni internacionalmente.

 

Vemos, por las trazas, que los partidos independentistas catalanes se apuntarán a la peor de las opciones, que es indiscutiblemente la primera.

¿Ineptos o tramposos? Probablemente un poco de cada. Está claro que no sirven.

Adéu, abur, que os vaya bonito.

 

 

 

 

QUERIDO PAUL CONVERSACIONES EN EL ESPACIO CUÁNTICO

ALFONS DURAN-PICH
PARCIR EDICIONS SELECTES
Alf Duran Corner

 

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