INGRESOS Y GASTOS
Focus: Empresa
Fecha: 30/05/2000
La política es el arte de lo posible. Es decir, trata de
encontrar el camino intermedio entre un proyecto de máximos
y unos mínimos inaceptables.
Los políticos profesionales utilizan el presupuesto como
herramienta para el gobierno de la cosa pública. En un entorno
internacional de deficit cero, los líderes políticos persiguen el
difícil equilibrio entre los ingresos y los gastos, evitando
hipotecar los presupuestos del futuro.
En un país en que parte de la gestión, y el poder que la
acompaña, están descentralizados, el capítulo de los ingresos
genera grandes conflictos de intereses. Cada comunidad
autónoma presenta su saldo fiscal (lo que recibe en términos
de presupuestos frente a lo que da en términos de tributos). A
veces el saldo fiscal favorece a la comunidad y a veces la
perjudica.
Hay argumentos a favor de la solidaridad intercomunitaria y
otros a favor de que subvencionar sistemáticamente a los
menos favorecidos es un procedimiento que estimula la abulia
y la corrupción.
Lo curioso es que raramente se debate sobre el capítulo de los
gastos, de las fastuosas partidas para potenciar los intereses
de los partidos dominantes, del gasto corriente y creciente, de
las plantillas solapadas de burócratas, de los apoyos para
causas espúreas, de los viajes, de los premios, de las
comisiones.
Luego los censores de cuentas ratifican las cifras y todo pasa
a mejor vida.
McNamara, hombre formado en Ford, fue Secretario de Defensa
con Kennedy e introdujo en su ministerio el famoso PPBS
(Planning, Programming, Budgeting System). Por las mismas
fechas, las empresas europeas introducían el "Presupuesto
base cero". Ambos métodos perseguían racionalizar el gasto y
justificarlo, olvidándose de la lógica (si la hubiera habido) de
los presupuestos anteriores.
Hablamos de primeros de los sesenta. Después de cuarenta
años, a pesar de Internet, la nueva economía y las recetas de
Maastricht, los líderes políticos españoles continúan con la
chapuza presupuestaria.
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