INSULTOLOGÍA

Focus: Política
Fecha: 24/05/2018

Podemos aceptar que un insulto es una expresión que el emisor usa con la intención de ofender, menospreciar o lastimar verbalmente al receptor. Una sociedad inculta es más proclive al insulto, ya que lo utiliza como único argumento frente a los de un tercero. No hay que confundir el insulto con un diagnóstico clínico de un sujeto afectado por alguna patología (idiota, imbécil, cretino son conceptos clínicos), aunque en este caso el retrato psicológico es de naturaleza privada.

Parece ser que algunos políticos y comunicadores españoles se han sentido ofendidos por ciertos mensajes cortos aparecidos hace ya mucho tiempo en las redes sociales, cuya autoría corresponde al President de la Generalitat  QuimTorra. Han reaccionado, como es habitual, montando una gran bronca, como si este tema fuera el nuclear del programa político del President. Y, evidentemente, no lo es.

El equipo de https://noticiasdecatalunya.com  ha hecho un trabajo interesante tomando unos cuantos tweets de Quim Torra, cuando éste era un periodista independiente y como tal con opinión propia. Torra utilizaba el sujeto “los españoles” y ellos lo han sustituido por “Estado Español”, lo que parece razonable, pues son “los españoles en su mayoría”  los que votan al frente del Régimen (PP, PSOE y Ciudadanos), frente que cubre el amplio espectro del aparato del Estado.

Y entonces los tweets quedan así:

Yo no veo insultos por ninguna parte; son simples constataciones de hechos probados, que vienen repitiéndose a lo largo del tiempo, hechos cuya materialidad (en este caso sí) ha ofendido y ofende directamente a la mayoría de los ciudadanos catalanes.

Hechos como:

Hechos que deberían avergonzar a sus autores (vergüenza), que suponen un drenaje sistemático de recursos (expolio), que tratan a los catalanes como nativos de una colonia (ocupación) y que ponen de manifiesto un desprecio por los valores fundamentales de un espacio convivencial (democracia y moralidad).

Hechos, simples hechos, que desgraciadamente son compartidos y apoyados por la mayoría de los españoles. Cualquier ciudadano que vote o haya votado en conciencia al PP, al PSOE o a Ciudadanos, quiere decir que asume su programa político y sus actuaciones. Y esto, hay que repetirlo para que quede claro, es una vergüenza y una inmoralidad.

Y por si no había suficiente con los hechos, nuestros amables vecinos han seguido practicando el insulto contra Catalunya y los catalanes, práctica que ellos consideran un estimulante deporte, heredado de padres a hijos desde muy antiguas generaciones, y que alcanza a todo el espectro  social.

Veamos una selección de su repertorio, con un primer bloque histórico hasta el final de la dictadura franquista, a modo de entrenamiento:

Con la tan alabada y manoseada Transición, pareció que se controlarían los esfínteres, pero se ha demostrado que son incapaces de hacerlo. Una sociedad civilizada es una sociedad tolerante que respeta la diferencia, y España no lo es. ¿Quieren más pruebas?:

Resulta un tanto exhaustivo (y sólo es una pequeña muestra), pero ahí queda para el registro, un registro que yo recomiendo imprimir y guardar para situar a los distintos autores, sobre todo a aquellos que en ocasiones tratan de camuflarse. Hay que reconocer que son los reyes de “insultolandia”, patria común e indivisible de todos los oficiantes del insulto. El “¡A por ellos!” no es más que la culminación de una larga y abyecta trayectoria.

Me parece muy evidente que las moderadas expresiones de Quim Torra, en su condición de escritor, editor y periodista, (que tienen  además una base argumental más que probada) pierden por goleada frente a esta selecta y amplia tribu de insultadores profesionales, que vomitan su odio. Y es que cuando te dedicas a algo de forma constante, acabas por dominar el oficio.

El President  Quim Torra se ha excusado por si alguien se ha sentido ofendido. Comprendo su gesto, aunque no lo comparto. Yo no lo hubiera hecho. El sabio cardenal Mazarino tampoco. Esa jauría de falsos ofendidos que lo han tachado de “putita, talibán, supremacista, racista, xenófobo, nazi, etc.” sólo merecen el más absoluto desprecio.

El President ha declarado su intención de gobernar para todos los catalanes, lo cual me parece razonable, sin que ello signifique doblegarse ante las presiones de quiénes niegan nuestro derecho a alcanzar la independencia como república.

Y ya que hablamos de los catalanes, quiero recordar que en Catalunya conviven catalanes (que ya no se sienten españoles) y españoles, que nunca se han sentido catalanes.

Jordi Pujol dijo que “es catalán cualquiera que viva y trabaje en Catalunya, y quiera serlo”. Muchos de los que se autodeclaran “catalanes y españoles” hacen una lectura administrativa de su adscripción territorial. Se quedan con parte de la definición. Nunca “han querido serlo”. Para que nos entendamos, yo soy “administrativamente” español y nada más.

La continuidad de Catalunya, una vieja nación que rompe sus vínculos carolingios en el siglo X e inicia su trayectoria como país independiente, se ha basado siempre (como nos recordaba Jaume Vicens Vives) en su voluntat d’ésser, y esa voluntad es la que explica la dimensión política de nuestro proyecto actual.

Pretender ser español y catalán a la vez es un oxímoron, una “contradictio in terminis”, es como querer ser “una colonia independiente”. O sea, un disparate.

Y esto no es ningún insulto.

Alf Duran Corner

 

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