LA ALTERNATIVA ISLANDESA

Focus: Política
Fecha: 12/04/2013

Han pasado ya casi cuatro años y medio desde que estalló la crisis financiera islandesa (octubre 2008) y en esto hay coincidencia con las crisis sufridas por otros países europeos, aunque cada país tiene sus propias especificidades.

Si queremos hallar un común denominador al conjunto de países afectados, podríamos decir que es una mezcla de codicia, desregulación, “laissez faire” extremo, poder oligárquico, corrupción política y apalancamiento.

Estas variables propiciaron un modelo de desarrollo económico insostenible que tenía un final anunciado. Y así pasó en Irlanda, Portugal, Grecia, España, Chipre, y también en Islandia.

Pero este pequeño país tenía y tiene una característica diferencial respecto a su grupo de perdedores: no es miembro de la Unión Europea y, lógicamente, tampoco de la Eurozona. Sí es miembro por otra parte del Espacio Económico Europeo y en esta condición tiene acuerdos bilaterales de libre comercio con la Unión Europea.

Y quizás esto y su coraje lo han salvado de la quema.

El gobierno islandés se negó a transformar la Deuda Privada de sus bancos en Deuda Pública. Permitió que quebraran y luego intervino en su liquidación. Protegió a los depositantes islandeses y dejó que las leyes del mercado cargaran las pérdidas sobre los accionistas, los bonistas y el resto de acreedores de los bancos quebrados.

Asumió la devaluación de su moneda (la corona islandesa), devolvió el crédito al FMI, mejoró su balanza comercial, desarrolló con mano férrea un control de cambios que impide la fuga de capitales, impuso una política fiscal progresiva y mantuvo el modelo social del Estado del Bienestar, cuidando en especial a la población más vulnerable.

Hay mucho todavía por hacer y la población ha sufrido y sufre el impacto de la crisis. Pero hay esperanza. Su PIB creció un 3% en el 2011 y un 2,7% en el 2012. Su Deuda Pública en el 2012 ha caído diez puntos respecto al año anterior. Incluso la agencia Fitch ha mejorado la calificación de su papel.

Los ciudadanos han practicado la “democracia directa” (que tanto molesta a los anquilosados partidos políticos) y cuentan con una nueva Constitución, más ajustada a los tiempos actuales.

Han hecho realidad el viejo discurso de que “nada sucede en la vida a menos que tu lo hagas suceder”.

Alf Duran Corner

 

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