LA CARA OCULTA DEL IBEX/35

Focus: Economía
Fecha: 09/05/2019

Los medios de comunicación, tanto los catalanes como los españoles, tanto los más profesionalizados como los ideológicamente sesgados (que son la mayoría), hacen una lectura errónea del poder de las empresas que conforman el Ibex/35, que es el índice de referencia de la Bolsa española.

Para los menos versados, hay que recordar que este índice (parecido a otros similares en países de mayor peso económico), refleja el sentimiento cortoplacista de la economía de un país, que junto a otras variables de mayor calado ofrecen una lectura más completa del estado de la actividad económica.

Cuanto menor es el volumen de la actividad bursátil de un mercado, menor es el significado real del índice. En el estado Español el Ibex/35 (las 35 empresas que lo constituyen, porque se ajustan a unos criterios pre-establecidos) tienen en su conjunto un valor de capitalización de 650.000 millones de euros, más de la mitad del PIB. Ese valor varía constantemente, en función de la volatilidad del mercado, que en la actualidad es muy alta. En comparación a los grandes mercados, la Bolsa española es una bolsa relativamente pequeña.

Pero lo que sí es significativo es que es una bolsa muy concentrada, ya que apenas 5 valores suponen el 45% del conjunto. Y es a estos valores a los que hay que prestar atención. Lo primero a señalar es que cuando una Bolsa está tan concentrada, es fácil que se produzcan manipulaciones interesadas, a la alza o a la baja. Y esto se instrumenta mediante las operaciones a corto (short selling), que sólo los grandes inversores son capaces de hacer.

Los primeros cinco valores del Ibex/35 en la actualidad son Inditex, B.Santander, Iberdrola, BBVA y Telefónica. Tienen perfiles diferenciados: B.Santander (el banco de los Botín) es un histórico de la banca, que ha ido absorbiendo bancos, con la colaboración entusiasta de los gobiernos del Estado. Iberdrola es uno de los partners del oligopolio de la energía. BBVA es un banco de bancos, en el que el gobierno del señor Aznar colocó sus piezas aprovechando las debilidades de la casta de Neguri. Telefónica (Movistar) es el resultado de la privatización de una empresa pública. Inditex es una empresa digamos competitiva, hecha a sí misma, a la que algunos critican sus oscuros orígenes, pero que ha alcanzado por méritos propios una dimensión multinacional.

Con la excepción de Inditex, cuyo fundador controla un paquete mayoritario, el resto tiene un accionariado muy distribuido, con algunos accionistas institucionales a los que debemos prestar atención. Un accionista institucional es un inversor de inversores, ya que actúa en representación de un conjunto de ahorradores. Un accionista institucional no interviene en la gestión y sólo mueve ficha en virtud de las oscilaciones del valor. Opera a corto y no le importa el futuro de la empresa,  de la que sólo conoce el balance y la cuenta de resultados.

¿Qué tienen en común los cinco valores principales del Ibex/35? Que todos cuentan con inversores institucionales. Los más importantes son BlackRock, CVC Capital, Global Infraestructure, Qatar, Capital Research, Norges, Fidelity, etc.

Y, ¿cuál de ellos destaca por su implicación en el mercado español? Sin ninguna duda, BlackRock, que es el accionista de referencia de Santander, Iberdrola, Telefónica, BBVA y un accionista importante de Inditex. No sólo esto, sino que el fondo tiene también presencia determinante en Amadeus, Repsol, CaixaBank, IAG, Ferrovial, Grifols, Red Eléctrica, ACS, Cellnex, Sabadell y otras. BlackRock es como el espíritu santo (está en todas partes).

Cuento todo esto porque nuestros analistas de mesa de camilla están diciendo últimamente que “el Ibex/35 apuesta por un gobierno PSOE-Ciudadanos”, cuando no existe una representación formal de tal plataforma y cuando en las entrañas del índice hay elementos que no se citan y que tienen el poder real.

Son los oligarcas camuflados los que mueven el mundo, y estos no viven en la Castellana.

Analicemos ahora que hay detrás de BlackRock.

BlackRock es el gestor de activos más importante del mundo y mueve una cartera de casi 7 billones de dólares (trillones americanos), unas cinco veces el PIB del Estado español. Nació en 1988 bajo el liderazgo de Larry Fink, un antiguo ejecutivo del banco de inversiones Crédit Suisse First Boston (CSFB), donde había manejado y desarrollado los famosos MBS (Mortgage-Backed Securities), activos respaldados por una hipoteca o grupo de hipotecas, que jugaron un papel relevante en la crisis financiera mundial del 2007.

Larry Fink salió del banco con un concepto muy definido del riesgo y de la forma de encararlo. Con su filosofía y el apoyo financiero inicial de Blackstone, la empresa fue creciendo en un proceso constante de fusiones y adquisiciones. Un salto cualitativo importante se produjo en el 2008 cuando, tras la crisis financiera, su división de consultoría (BlackRock Solutions) trabajó para el gobierno analizando, valorando y liquidando la cartera de activos tóxicos de la banca intervenida. En la actualidad BlackRock es el “banco en la sombra” más importante del mundo, con  setenta oficinas en treinta países y unos catorce mil empleados. Hay sectores estratégicos (como la telefonía) donde su voz es clave, ya que tiene grandes paquetes accionariales en Vodafone, Orange, British Telecom, Telefónica, Verizon, Euskaltel, etc. Lo mismo podemos decir del sector químico, con presencia en Basf, Montsanto, DuPont, Linde, Air Liquide, Bayer, etc. Es también el primer o segundo accionista de los seis grandes bancos norteamericanos. Su red es tan extensa que un comité del Congreso norteamericano ha cuestionado su presencia horizontal en el ya considerado oligopolio de las compañías de aviación en vuelos domésticos, donde parece existir un acuerdo de precios. Es capaz de manejar la ambigüedad, lo que le permite declarar su compromiso para combatir el cambio climático y, al mismo tiempo, invertir en la minería del carbón.

Lo que sorprende es que BlackRock consiga la confianza de los grandes fondos de pensiones de los funcionarios públicos (con California a la cabeza) y simultáneamente asesore a Bancos Centrales (Irlanda, Grecia) y a grupos bancarios privados como ING. También llama la atención su habilidad para superar el conflicto de intereses tradicional en el mundo financiero, cuando invierte después de asesorar sobre la inversión. Las “murallas chinas” que dicen construir entre sus unidades de negocio para que no haya contagio son más un “cuento chino” que otra cosa.

No sé lo que pueden pensar sobre la conveniencia de un gobierno español de coalición (PSOE-Ciudadanos) el señor Fainé  y el señor López Burniol (CaixaBank) o el señor Oliu (Sabadell), pero lo que sí sé es que es irrelevante. Tienen las manos cogidas, como casi todos los “extractores de rentas” del Estado español. Como mucho, son la voz de su amo.

¿Y qué piensa Larry Fink? La verdad es que no lo explicita y sólo podemos colegirlo de su trayectoria empresarial, donde el pragmatismo anglosajón es la enseña dominante. Larry Fink pertenece a esa raza especial de personajes que manejan el poder mundial. De las tres características que considero básicas en el perfil dominante de los “oligarcas camuflados”, cumple dos: fue directivo durante muchos años de un banco de inversión (CSFB) y hubiera sido seguramente secretario del Tesoro si Hillary Clinton hubiera alcanzado la presidencia de Estados Unidos.

Probablemente a Larry Fink y a su gente les importa muy poco quien gobierne o deje de gobernar el Estado español. Sus analistas ya saben que el entorno liberal-conservador ha metabolizado todas las etiquetas políticas. No quieren estridencias y es por ello que prefieren la negociación a la bronca perpetua. Trabajan con parámetros identificables, contrastan las cifras con la realidad y actúan.

Es el poder del dinero, de los que manejan el dinero de los otros y lo hacen a gran escala. El valor global de sus fondos es casi diez veces el valor de capitalización del Ibex/35.

Hay que poner más rigor en la información y olvidarse de los estereotipos. Y los que no saben o no pueden o no quieren, mejor que se dediquen a otra cosa.

Alf Duran Corner

 

« volver