LA COARTADA DE LA ÉTICA
Focus: Sociedad
Fecha: 09/10/2009
Alguna gente anda muy preocupada por su “reputación”, en la medida en que ésta le resulta rentable. Un buen ejemplo es la publicación este año de un informe sobre “La reputación de España en el mundo”, con el patrocinio de Ferrovial y el BBVA. El país sale muy bien parado, a pesar de la pestilencia imperante ante tantos casos de corrupción pública y privada.
Este tipo de estudios se enmarcan en la voluntad retórica de declarar el maridaje entre Ética y Negocios. Con ello tratan de tapar sus vergüenzas.
Estos días se ha comentado la escandalosa indemnización que el Consejo del BBVA ha otorgado al Sr. Goirigolzarri para que deje su puesto en el banco: tres millones de euros anuales y un complemento de cincuenta y dos millones, es decir, algo así como los salarios de tramitación por despido de un empleado medio.
Dicen que el BBVA es una empresa privada y que el Consejo tiene capacidad para decidir lo que crea conveniente. Y esto es cierto. Lo que no dicen es que este consejo lo ha fabricado su presidente señor González, que hace veinte años era un “broker” casi desconocido, pero contaba con una buena red de contactos (Rato y Aznar), que lo llevaron a la presidencia de Argentaria (entonces controlada por el Estado). Luego se coció una historia nunca aclarada del todo de supuestas irregularidades del consejo del BBV (muy vinculado al PNV), se hizo una limpieza de la mayoría de representantes vascos y se propició la fusión con Argentaria. De ahí el BBVA.
El señor Goirigolzarri era uno de los últimos eslabones del núcleo antiguo. Lo que se ha hecho (con el dinero de millones de accionistas del BBVA) es una versión moderna de “a enemigo que huye, puente de plata”. Así se va “españolizando” cada día más un banco de origen vasco.
Pero esta obscenidad de pensión no es una novedad en este país de elevada reputación. Cuando se fusionaron el Banco de Santander con el Central Hispano (actual BSCH), al señor Botín (que maneja el banco como si fuera suyo con menos del cinco por ciento de las acciones) le sobraban algunos altos directivos. Por eso el “Consejo” decidió también indemnizar al señor Amusátegui con 43,5 millones de euros y al señor Corcóstegui con 108 millones. Hubo también otras suculentas indemnizaciones que no fueron publicadas.
Y en este suma y sigue, Repsol indemnizó al señor Alfonso Cortina con 19,5 millones y Endesa al señor Pizarro con 16,6 millones. A ambos, por cierto, los habían situado en sus puestos el tándem Rato-Aznar.
Y lo más jocoso es que cuando el señor Pizarro alardeaba de sus éxitos (en una empresa casi monopolística que la podría dirigir con igual facilidad un cabrero), el señor Rajoy declaró: “Me gustaría que en España hubiera millones de Pizarros… Salió de Teruel con lo justo y mire”.
Pues que bien. Menuda lección de Ética.
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