LA CRISIS DEL CAPITALISMO CLASICO
Focus: Economía
Fecha: 08/03/2013
A mediados de los setenta del siglo pasado (tras el primer shock oil), se puso de manifiesto que la economía clásica, aquella que operaba en el ciclo “producción-ventas-consumo”, empezaba a debilitarse. El signo más claro de este debilitamiento era la caída progresiva de los márgenes de beneficio.
La respuesta a esta tendencia se centró en dos parámetros: la reducción del coste de la mano de obra (a la que ayudaron los procesos de deslocalización) y las sustantivas mejoras en productividad gracias a las tecnologías de la información y la comunicación. Esto dio un cierto respiro a la economía productiva, pero los inversores empezaron a reorientar sus recursos hacia otros campos.
Justamente las tecnologías de la información y la comunicación, junto a la libertad en el movimiento de capitales, abrieron nuevas oportunidades al capitalismo financiero, que es un capitalismo de intangibles, donde la producción y el consumo son figuras simbólicas.
Y fue en 1992 cuando se ejecutó la gran operación que sacó a la libra esterlina del Sistema Monetario Europeo. La economía británica no vivía su mejor momento y el Banco de Inglaterra pretendía mantener el valor de cambio de su divisa con altas tasas de interés. Pero George Soros, uno de los gurús del capitalismo financiero, apostó contra la libra, pidiendo un crédito de 15.000 millones de libras esterlinas, que rápidamente cambió por marcos alemanes y dólares americanos. Esta venta masiva de libras fue percibida por el mercado como un signo de debilidad y otros siguieron el ejemplo de Soros. El Banco de Inglaterra no pudo sostener la paridad de la libra y acabó devaluándola. Entonces Soros convirtió de nuevo sus marcos y dólares en libras, aunque lógicamente le dieron muchas más libras que las que había pedido a crédito. En aquel momento se estimó que su ganancia (medida en dólares) había sido del orden de los mil millones.
Ahora Soros ha repetido la jugada, apostando en esta ocasión contra el yen. Las elecciones japonesas del 2012 llevaron de nuevo al poder al partido liberal demócrata y su líder (Shinzo Abe) manifestó públicamente la voluntad de incentivar una economía que llevaba veinte años en estado zombie. Resultaba evidente que una posible medida era devaluar el yen para dinamizar la política exportadora. Soros, que ya tenía en su portafolio importantes posiciones en activos japoneses, pidió un millonario crédito (en yens), que luego cambió por dólares. Otros grandes inversores hicieron lo propio. Soros hizo el cambio a 74 yens por dólar y a finales de diciembre se pagaba a 94. El yen había caído solo, sin que el nuevo gobierno hiciera nada. Soros hizo marcha atrás y pasó su inversión a yens, devolvió su crédito e hizo una extraordinaria ganancia, que fuentes oficiosas calculan como muy parecida a la del año 1992.
¿Qué tiene que hacer una empresa industrial, comercial o de servicios para ganar en tres meses mil millones de dólares? ¿Qué valor ha creado para la sociedad este gran movimiento especulativo?
¿Qué pensarían Adam Smith o David Ricardo si pudieran contemplar este cambio de paradigma?
¿Cuántos centenares de miles de emprendedores han de tener éxito para emular los resultados del pequeño grupo que dirige con mano experta George Soros?
¿Cuándo seremos conscientes de que este modelo económico nos lleva a un callejón sin salida?
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