LA CURVA DE LAFFER Y OTRAS IDIOTECES

Focus: Economía
Fecha: 07/06/2013

La mujer de Beckham decía que no le gustaba Madrid porque olía a ajo. No es que su opinión deba ser tenida en cuenta, pero sí es cierto que los medios de comunicación madrileños han sido capaces de crear un clima que produce desazón a cualquier persona con un mínimo de sensibilidad, sea éste residente habitual o pasajero azaroso.

Leer las portadas de “El Mundo, “La Razón, “La Gaceta”, el “Abc” o incluso “El País” o amenizarse con los programas de Telemadrid o los informativos de las radios convencionales (sean éstas la Cope, Punto Radio, es-Radio o cualquier otra) tensan la cuerda del equilibrio homeostático y generan un abanico de patologías que nadie, en su sano juicio, desearía para sí mismo.

Elevan la voz sobremanera, incluso cuando lo hacen por escrito. Son soeces y vulgares, y cuando descalifican lo hacen sin ambages. Nacieron bajo el amparo de la oligarquía castellana y le rinden pleitesía. No saben lo que es la autocrítica porque nunca entendieron ni a Hegel ni a Marx.

Ahora ese panfleto que llaman “El Mundo”, que va de moderno sin comprender que para pasar de la cabra a Internet se exigen vayas rupturas epistemológicas que ellos no han hecho, ha recogido las declaraciones del economista Arthur Laffer – que en su día fue asesor de Ronald Reagan – en las que expresa su admiración por José María Aznar, presidente del “único gobierno que lo hizo muy bien en España”.

Decía Paco Fernández Ordóñez – un político auténticamente reformador en aquel franquismo edulcorado que llamaron “transición” - que no hay nada más ridículo que solemnizar la obviedad. Y esto es lo que hizo Laffer cuando señaló que un incremento de la carga fiscal acaba por frenar el crecimiento económico. Pero, ¿dónde está el límite? ¿dónde está el suelo y dónde está el techo? Resulta evidente que existe un grado de elasticidad en la fiscalidad de los ingresos, aunque lo importante no es esto sino ser capaz de ajustar esa fiscalidad a las necesidades de un Estado social de Derecho, manteniendo los principios de equidad y justicia y, al mismo tiempo, estimulando la creación y desarrollo de nuevos proyectos.

Cuenta la leyenda que Arthur Laffer describió la curva (relación entre las tarifas fiscales y los ingresos del Estado) rotulándola en una servilleta, mientras comía con Dick Cheney y Donald Rumsfeld, los controvertidos miembros del gobierno de Bush Jr., que inventaron la patraña de “las armas de destrucción masiva” que dio la coartada para la masacre de la población de Irak.

En Estados Unidos se toman estos temas en serio, por lo que se han realizado sucesivos estudios cruzando los datos de ambas variables desde la época de Franklin Delano Roosevelt. Y la evidencia empírica demuestra que Laffer se equivocó.

Laffer, Aznar, Ramírez. Puras pendejadas.

Alf Duran Corner

 

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