LA DESMEMORIA
Focus: Política
Fecha: 05/02/2000
El Sr. Piqué, portavoz del gobierno español en ejercicio, ha
hecho unas declaraciones, que se supone son las del gobierno
que representa, sobre el riesgo de una alternativa
social-comunista frente a la solidez del partido popular.
El Sr. Piqué, que rodea sus intervenciones de una atmósfera
de casting de película de bajo presupuesto, viene
confundiendo al personal con manifestaciones de naturaleza
política partidista, que nada tienen que ver con la gestión de
la cosa pública, que es lo que los ciudadanos esperamos del
poder ejecutivo.
Pero el Sr. Piqué ha ido más lejos que su propio guiñol y ha
levantado el velo de la duda asociando comunismo - el
comunismo español para ser precisos - a retroceso, a
confusión, a barbarie.
Y esto no es bueno, al margen del uso perverso de la insidia
como herramienta de captación de votos.
No es bueno porque los principales luchadores a favor de la
democracia que todos disfrutamos, con mejor o peor suerte,
fueron precisamente los miembros de un partido que en sus
distintas denominaciones estaban bajo el paraguas del
comunismo.
No es bueno porque en la militancia antifranquista solamente
había un partido organizado y este partido era el comunista,
hasta el extremo que no necesitaba ser adjetivado.
El comunismo luego se aguó, se fragmentó, perdió sus líderes
históricos, se nutrió de gentes de distinto pelambre que
pretendían simplemente hacer currículo, tuvo que asumir su
fracaso en la construcción de una sociedad nueva y acabó en
un "melting pot" impreciso y confuso.
Pero la historia está ahí y los herederos del franquismo no son
quien para deslegitimarla.
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