LA EDAD OSCURA

Focus: Sociedad
Fecha: 02/04/2023

Por tenebrosa, por arcaica, por oculta, por rancia, por mitómana. Donde la disidencia era llevada a la hoguera. Donde la cruz y la espada imponían su ley sobre una población de siervos y esclavos. Donde la narrativa estaba controlada por el poder, que aprovechaba la ignorancia de la plebe para venderles cuotas de trascendencia. Así era la Edad Media.

Luego vino el Renacimiento y se recuperaron las fuentes originales del humanismo y de los clásicos griegos y romanos. Más tarde la Ilustración, y empezó la batalla de la ciencia y el pensamiento racional, que con muchas dificultades se fue abriendo paso.

Y esas dificultades se ponen de manifiesto todavía hoy cuando vemos que los ecos del fanatismo y la intolerancia resuenan a diario en nuestros ya cansados oídos.

Ahora ha llegado la denominada Semana Santa, que es una celebración de los creyentes de una determinada religión que el Estado español hace siglos impuso como “religión oficial”. Presumen de modernos y actúan como si todavía estuviéramos bajo el mando de un Estado teocrático.

Una buena muestra de esta interpretación de “cristiano viejo” es la concesión de indultos con motivo de la fiesta religiosa. Y esta medida demuestra la debilidad de una Constitución de la que se ufanan, pero que leen interesadamente según convenga a las élites funcionariales del Estado profundo. Un Estado que se declara laico (aconfesional) pero que permite manifestaciones externas de una falsa religiosidad, donde el espectáculo prima sobre la reflexión íntima y personal.

Al parecer son las cofradías religiosas las que promueven estas extrañas peticiones de indulgencia. Y aunque pueda parecer un fenómeno paranormal, solo cabe que citemos, a modo de ejemplo, el ritual que se sigue en Málaga, y que relata ufanamente el digital www.eldebate.com. Dice así:

“El Viernes Santo, la Hermandad de la Soledad y el Descendimiento del Señor, conocida popularmente como la de las Chías, oficializará el indulto de su reo en el Monasterio de San Jerónimo de Granada capital minutos antes de realizar su estación de penitencia.

Según la tradición, el preso va escoltado por dos hermanos de la Soledad y junto a un tercero que llevará un cojín con el pergamino con la resolución del indulto, que firman representantes de la Audiencia de Granada, el Arzobispado, la Real Federación de Hermandades y Cofradías, la Subdelegación del Gobierno y el Ayuntamiento, así como el Mando de Adiestramiento y Doctrina del Ejército de Tierra, en representación del rey Felipe VI.”

 

Esta descripción podría formar parte de alguna pieza maldita del “teatro del absurdo”, que protagonizaron gente como Samuel Beckett, Eugène Ionesco o Jean Genet. Porque no es solo extraño y esotérico el mecanismo del ritual sino lo son sus agentes principales, como ese “Mando de Adiestramiento y Doctrina del Ejército de Tierra”, cuyo solo nombre ya nos deja absortos.

Yo siempre he defendido que el principal desajuste entre España y Catalunya es de base cultural. Históricamente, sin el contagio inevitable de los sucesivos flujos migratorios, las creencias, ideas, usos y costumbres del pueblo catalán no tienen nada que ver con los aquí descritos. Mucho más que esto. Son radicalmente diferentes.

Y como esa mentalidad de antiguo Régimen es la que se impone en el Estado a través de la violencia del poder condigno, bien sea en su rama hard (la partida de la porra) o en sus múltiples versiones soft (las que practica el Deep State) no han de sorprendernos las continuas penalizaciones sobre cualquiera que defienda su derecho a la independencia y a la libertad.

El caso de Laura Borràs no es un caso único, es un caso más. En esta ocasión la cofradía que ha dirigido la operación de acoso y derribo tiene otras ocupaciones, pero pertenece a la misma tribu. Son los descendientes naturales del tribunal de la Inquisición. Se han ensañado con ella por ser mujer, por ser catalana y por ser independentista.

Es cierto que además han contado con el aplauso entusiasta del nacionalismo español asentado en Catalunya (PSOE, PP y sus marcas blancas), pero también con el asentimiento servil de los enanitos que gobiernan actualmente en la Generalitat (es una metáfora volumétrica de Esquerra Republicana) y el de la oposición bien instalada de los chicos y chicas de la CUP, que han hecho del “hacer un paso al lado” un mensaje polisémico.

¡Y qué decir del coro mediático en su conjunto! De la caverna madrileña, de los colaboracionistas tradicionales del ejército de ocupación y, como no, de los medios públicos catalanes, sometidos a las directrices del poder más próximo bajo el estúpido eslogan “más entretenimiento y menos política”.

¡Qué asco! Luego se pavonean de ser modernos. Vuelvo a mis cuarteles de invierno.

 

 

 

Alf Duran Corner

 

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