LA FALSEDAD DE LOS CÓDIGOS

Focus: Política
Fecha: 05/12/2013

Los residuos del Foro Babel, y tras sus fracasadas proclamas españolistas, se inventaron una nueva plataforma política de extrema derecha, que pudiera reemplazar al rancio neofranquismo del Partido Popular. Pero como ellos no querían ponerse al frente del nuevo show mediático (los Espada, de Carreras y otros fundacionales no estaban por la labor), buscaron a un chico con un look moderno, bien higienizado, que había pertenecido a las Nuevas Generaciones del PP en su etapa adolescente, y que podía ser el yerno deseado de las madres burguesas de la mesocracia hispana. Y así nació el producto Alberto Rivera como cabeza pensante (en el sentido metafórico del término) del nuevo partido Ciudadanos.

El momento era propicio, pues la deriva del Partido Popular en Catalunya y de sus sucesivos delegados territoriales, hasta culminar en la actualidad con la señora Sánchez Camacho y su reiterado marujeo, permitían clavar una cuña en las mentes siempre propicias de los nacionalistas españoles, con la inestimable ayuda de los colaboracionistas catalanes, que defendían y defienden sus poltronas desde los medios y desde los lobbies conservadores de origen franquista.

Así se reproducía – la historia siempre se repite – el modelo de la segunda República, con la CEDA sustituida ahora por el Partido Popular y la Falange Española, bajo el código más moderno de Ciudadanos. Gil Robles y Primo de Rivera, redivivos en las figuras de Rajoy y Rivera. La ambigüedad, la mentira, la provocación y la demagogia como lenguaje político dominante.

Para compensar ese aire ingenuo del señor Rivera (siempre que mantenga la boca cerrada) se puso al señor Cañas a su lado como pareja de baile, lo que produce un escenario chocante, mitad “pijomarronismo”, mitad disputa tabernaria.

Como en la capital del Estado, los manipuladores habituales ya tenían cubierta la gran Castilla con la marca Unión Progreso y Democracia – del mismo talante que Ciudadanos – pusieron todos sus recursos para dar notoriedad a estos últimos en la “sedicente” nación catalana. Los señores Ramírez, Jiménez, Ariza y otros tipos de similar ralea, abrieron sus espacios en El Mundo, La Gaceta, La Razón, ABC, Intereconomía, 13 TV y el resto de basura comunicacional para que los chicos y chicas de Ciudadanos expresaran su catalanofobia, su lerrouxismo, su falta de escrúpulos, su mala fe y su vulgaridad. Y lo han hecho bien. Tan bien que incluso algunos medios catalanes – en su papel de tontos útiles – han ayudado en transformarlos en “celebrities”.

El lento proceso de autoliquidación del PSC también ha colaborado a transvasar su voto españolista –el de la feria de Abril, la fiesta de los toros, el día de la raza y otros símbolos de la España “una, grande y libre”-, a Ciudadanos.

Y ahora, en el último sondeo electoral realizado en Catalunya, aparecen como el tercer partido más votado. Es cierto que los resultados de los sondeos son poco significativos, pero también debemos reconocer que señalan una tendencia. Y lo más grave es que la mayoría de los que dicen que los votarían son incapaces de razonar mínimamente su voto. Quizás sea porque detrás de Ciudadanos no hay nada más que un invento mediático, el mismo invento que ha conseguido hacer de la señora Rosa Díaz, que tiene aires de peluquera de barrio, una figura destacada de la política nacional.

Si la regeneración del Estado pasa por el ideario político de la señora Díaz y del señor Rivera, hay que tomarse muy en serio el bajarse del autobús en la siguiente parada.

Esto es lo que deben hacer los catalanes sin dilación. Por favor, no perdamos más el tiempo.

Alf Duran Corner

 

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