LA GRAN OBSCENIDAD
Focus: Sociedad
Fecha: 27/04/2000
En los años oscuros del franquismo, la tímida oposición del
periodismo independiente trataba, en ocasiones, de escapar
de la censura a través del humor y la ironía.
Chumi Chumez fue uno de los abanderados de ese movimiento
crítico y en una de sus más celebradas historias un personaje
le decía a otro con expresión de fastidio "Qué país!". "Cuál?",
trataba de aclarar su interlocutor. "Cualquiera", contestaba el
primero.
Lo del "Gran Hermano" no es un invento celtibérico. Recorre
centroeuropa alegremente con nocturnidad y elevosía. Aquí se
han limitado a copiarlo con ligeras incrustaciones tomadas al
azar de las series españolas al uso.
Y así los espectadores (la audiencia lo justifica todo) pueden
hurgar en la vida cotidiana de un grupo de personas, elegidas
voluntariamente para convivir en un espacio cerrado durante
un período de tiempo.
Esas personas hablan de sus cosas, que de hecho no interesan
a nadie, y luego confiesan ante el ojo público sus
sentimientos y vivencias, sus opiniones respecto a los
compañeros de aventura , sus ideas y motivaciones.
Es decir, la televisión nos permite entrar en la casa del vecino
con total impunidad.
Pero frente al morbo del espectador, cabría preguntarse que
esperan los participantes. Algunos dicen que persiguen el
premio económico que uno solo de ellos se llevará.
Probablemente esto es secundario. Por encima de todo desean
ser populares y están dispuestos a compartir sus vergüenzas
con millones de personas si consiguen su propósito.
Y esto, por qué?. Porque si no sales en la televisión es como
si no existieras.
Y eso, más que el propio programa, constituye una gran
obscenidad.
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