LA HORA DE LA VERDAD

Focus: Política
Fecha: 03/02/2006

Con su habitual agudeza y su inveterado sentido del humor, Robert Fisk ha declarado ante los resultados de las elecciones palestinas : “Maldita sea la democracia. ¿Qué vamos a hacer con esa gente que no vota lo que tendría que votar?”.

Hamás ha barrido en las recientes elecciones palestinas. Hamás es un partido político que defiende la teocracia islamista en su territorio, practica la lucha armada en todos los frentes y postula la desaparición del Estado de Israel.

Pero Hamás, como contrarréplica de un conocido mito judío, es también David frente al poderoso Goliath. Hamás es para el pueblo palestino ayuda económica, asistencia sanitaria y prestaciones escolares.

Hamás no es el ejército de burócratas fabricado por Arafat alrededor de la Autoridad Nacional Palestina. Hamás tampoco es la corrupción, el nepotismo y el sometimiento a las instrucciones de israelitas y norteamericanos.

Para un pueblo vejado, humillado y objeto de las arbitrariedades de cualquier patrulla militar, el triunfo de Hamás es su única esperanza.

Hubo otra época, no muy lejana, en la que el gobierno de Estados Unidos apoyó al frente islamista para reducir el poder de la opción laica-nacionalista de Al Fatah. Pero, como casi siempre, las cuentas no les han salido bien a esos aprendices de brujo.

Ahora Hamás debe gobernar y debe hacerlo con cautela, para no favorecer el triunfo de las opciones más derechistas en las próximas elecciones de Israel. Pero esto no es suficiente. Israel ha de cambiar el chip y reconocer la existencia de un Estado palestino. Además debe acabar con la política del apartheid. Las Naciones Unidas tendrían que enviar de inmediato un ejército de pacificación.

Si todos y cada uno de los actores no cumple el papel que la sociedad espera, el conflicto palestino-israelí continuará su proceso de metástasis y acabará afectando a todo el mundo.

Esto no se arregla con “Actas Patrióticas”. Se arregla con cordura. Es la hora de la verdad.
Alf Duran Corner

 

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