LA MUJER EUNUCO

Focus: Sociedad
Fecha: 17/12/2004

Hace ya un tercio de siglo que la feminista australiana Germaine Greer publicó un libro extraordinario sobre la condición de la mujer y el sistema de opresión a la que se veía sometida.

Era un libro erudito, culto, divertido, de gran rigor metodológico, excéntrico, mordaz. Además, para romper el tópico, lo había escrito una mujer muy atractiva, física e intelectualmente.

Ahora la gente de Kairós ha producido la primera edición en castellano, que incorpora un prólogo escrito por la autora tras veintiún años de la primera edición en inglés.

Ese prólogo es una delicia y es un manifiesto por la libertad, que es justamente aquello de lo que la mayoría de las mujeres carecen, sean o no conscientes.

La retórica mediática trata de vender el mensaje de que la mujer ya ha alcanzado las cotas que se proponía. Mienten como bellacos. Como lo que son.

Germaine Greer exige de nuevo, con vehemencia, el derecho a la libertad de las mujeres. Y lo expresa así:

“... Libertad de la condición de objeto mirado, en vez de ser la persona que devuelve la mirada. Libertad de la inseguridad de ser como son. Libertad del deber de estimular el apetito sexual masculino desfalleciente, para el cual ningún seno es nunca suficiente duro y turgente, y ninguna pierna suficientemente larga. Libertad de las incómodas prendas que es preciso vestir para excitar. Libertad de los zapatos que nos obligan a acortar el paso y sacar culo. Libertad de la lozanía juvenil siempre presente en la página tercera. Libertad de los insultos humillantes con que nos abruman las revistas de la estantería superior de los puestos de periódicos, libertad de ser violadas: desnudadas verbalmente por los trabajadores de la construcción, espiadas en nuestras idas y venidas cotidianas, interceptadas en nuestro camino, objeto de proposiciones o seguidas por la calle, blanco de las bromas de mal gusto de nuestros compañeros de trabajo, manoseadas por el jefe, utilizadas sádicamente o contra nuestra voluntad por los hombres que amamos, o atacadas violentamente o apaleadas por un desconocido, o una pandilla de desconocidos...”.

Ahora que toca ser “buenos” porque llega Navidad, compren, lean y regalen este libro. En él se hace un formidable análisis de la gran asignatura pendiente (la mujer) con derecho propio a evaluación.

Háganlo, antes de que sea demasiado tarde. Traten de evitar que el epitafio colectivo de los hombres del siglo XX quede resumido en la frase de Boris Vian: “Escupiré sobre vuestra tumba”.
Alf Duran Corner

 

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