LA PATRIA
Focus: Política
Fecha: 21/01/2005
Dentro de unos días acudiremos a las urnas para votar una constitución complicada, apenas inteligible, para la Unión Europea. Una vez aprobada, que lo será, todos nos iremos a casa sin conocer apenas los deberes y derechos que nos concede la Carta Magna.
En el fondo es más un tratado comercial que otra cosa (la palabra “mercado” se cita repetidas veces, en tanto que la palabra “política” brilla por su ausencia).
Seremos ciudadanos europeos, con gobiernos compartidos entre Bruselas, Estrasburgo, Madrid, Barcelona y el ámbito local en el que pernoctamos.
En un mundo globalizado como el actual, la noción de “patria” se diluye. La “soberanía popular” sufre una metástasis representativa.
Patria viene de “pater-tris” (padre) y se puede contemplar desde la razón o desde el sentimiento. Desde la razón, la “patria” es un código sin más, que define una pertenencia a un territorio, a una lengua , a una cultura. Desde el sentimiento es un vínculo afectivo que se mueve entre la pasión y el desgarro.
Los que somos universalistas y siempre lo hemos sido, comprendemos que el mundo es multicultural y plurilingüe y que llenarse la boca con la palabra “patria” acaba produciendo sólo dolor y muerte.
Decía Samuel Johnson que el patriotismo es el último refugio de los canallas.
Por eso votaremos sí a la Constitución Europea (que ayudará a expandir los horizontes), mientras esperamos que algún día no muy lejano podamos votar una constitución universal que nos otorgue el privilegio de ser “ciudadanos del mundo”.
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