LA POLITICA COMO INVERSION
Focus: Política
Fecha: 09/05/2008
La
Política (con mayúsculas) es la dedicación a la cosa pública con vocación de servicio a la comunidad. Pero hay otras formas perversas de utilizar la
política.
La más conocida es la instrumentalización de esa teórica vocación de servicio con el propósito de enriquecerse. Hay muchos ejemplos, con especial énfasis en la gestión de los municipios (caso “Malaya”, caso “Guateque”, etc.) Son operaciones burdas que acaban en los tribunales.
La tercera versión es legal, pero no es legítima. Es interpretar
“el período de dedicación política” como una inversión. Luego, aprovechando las redes de influencia construidas, pasarse al sector privado y obtener grandes rendimientos.
Veamos algunos ejemplos :
· El señor
Aznar deja la Presidencia del Gobierno y pasa a ser miembro del Consejo de
News Corporation.
· El señor
Rato deja la presidencia del FMI y pasa a ocupar distintos cargos en
Lazard, BSCH y
Criteria.
· El señor
Homs deja su puesto como Conseller de Economía y pasa a ser presidente de
Abertis Logista.
· El señor
Roca Junyent deja sus cargos políticos y se incorpora a un pequeño despacho de abogados de Barcelona que, tras cambiar su nombre por el de
Roca Junyent & Associats, pasa a ser uno de los más importantes del Estado.
· El señor
Matas deja la Presidencia de la Comunidad Balear y pasa a ocupar un alto cargo en el grupo turístico
Barceló.
· La señora
Anna Birulés, tras una corta experiencia como Ministra de Ciencia & Tecnología, se incorpora al consejo de
Renta Corporación.
· El señor
Piqué, después de ser ministro de Asuntos Exteriores y de Industria, preside el consejo de
Vueling.
· El señor
Timermans, exsecretario de Estado de Comunicación, dirige las operaciones de
Telefónica en New York.
· El señor
Zaplana, exministro de Trabajo y portavoz parlamentario del PP, se cuidará de los “asuntos europeos” de
Telefónica.
La mayor parte de estos ciudadanos y ciudadanas (por no decir todos) no han ocupado nunca cargos de responsabilidad en la empresa privada y, en el mejor de los casos, su trayectoria en el
management es más que dudosa.
Su único activo es su
“red de contactos” (“social network” le llaman los americanos), red de contactos construidos gracias al dinero público obtenido con los impuestos pagados por los ciudadanos.
Como mínimo debería existir una moratoria (cinco años, por ejemplo), durante la cual ningún político con cargos de responsabilidad pudiera ocupar puestos ejecutivos en la empresa privada.
Así sabríamos cual es su auténtico valor. Todo lo demás es una estafa.
Legal, pero no legítimo.
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