LA POLÍTICA COMO SAINETE

Focus: Política
Fecha: 04/07/2014

El sainete es una pieza teatral corta de carácter cómico, escrita para entretener al personal, sin otras pretensiones literarias. Algunos autores, como Carlos Arniches o los hermanos Álvarez Quintero, destacaron en este género, tomando como armadura el tejido social del Madrid del primer tercio del siglo XX.

El sainete es populista y discurre con facilidad por los caminos del lenguaje retórico, salpicado con medias verdades, obviedades y astracanadas.

El sainete es un referente del Madrid castizo y forma parte de su pedigrí cultural. Por esto la señora Aguirre se viste de chulapa en cualquier ocasión que se tercie.

Pero ahora el sainete ha invadido el espacio político en su más amplio dominio y ha ocupado el frente sociolingüístico. Resulta sainetesco, por ejemplo, que el señor Rajoy declare que “un Estado catalán será lo más parecido a la isla de Robinson Crusoe”, que el señor García Margallo pronostique que una Catalunya independiente “divagará por el espacio sideral” o que el triste señor Fernández nos avise de que esa Catalunya “sería pasto fácil del terrorismo y el crimen organizado”.

¿Cómo no hablar del desprestigio de la política, cuando sus actores principales – que viven graciosamente de ella – se manifiestan de esa guisa? ¿Cómo se puede hacer creíble la “regeneración” de la política en manos de trepadores profesionales como el señor Rivera o la señora Díez, destacados miembros de la “generación burbuja”?

El riesgo es el contagio del efecto sainete. ¿Quién va a creer al señor Iceta cuando se autoproclama líder del nuevo socialismo catalán, el mismo señor Iceta que contribuyó a la liquidación de la herencia del president Maragall y cuya mejor virtud es la conspiración permanente? ¿Quién va a confiar en el señor Durán Lleida que insiste en “reforzar la centralidad”, sin haberse dado cuenta todavía – y ya son años – que la centralidad actual es otra y pasa por el soberanismo, y no por el funambulismo, arte que le ha servido para vivir holgadamente durante los últimos treinta años?

España siempre se ha movido entre dos polos: el drama calderoniano y el sainete. No hay punto de equilibrio, no hay sentido de la mesura, no hay matices.

Por eso conviene vacunarse. Siempre he creído que la convivencia – en el momento de la ruptura - deja muchas cicatrices.

Alf Duran Corner

 

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