LA PRISA
Focus: Sociedad
Fecha: 25/08/2000
Uno de los rasgos dominantes del mundo desarrollado es el sentimiento de que nos falta tiempo para hacer las cosas y que por ello debemos forzar la velocidad, apresurarnos.
Si hiciéramos un juicio crítico del contenido de nuestros actos al final de la jornada, tendríamos un enorme desengaño. La relación entre tanta aceleración y tan pingüe resultado, suele ser decepcionante.
Pero seguimos, porque el modelo dominante es un modelo depredador, sometido a los dictados de una competitividad que todo invade.
En la carretera esta conducta ha conformado un estilo de conducción que no se atiene a reglas, donde las indicaciones de velocidad máxima y otras consideraciones de prudencia y respeto por los demás, se limitan a formar parte del paisaje.
Bien es cierto que, en el caso de la carretera, las autoridades públicas hace tiempo abandonaron su papel sancionador, con lo que las condiciones objetivas del medio no hacen más que estimular los comportamientos incívicos.
Pero tanta prisa, para qué?. Nadie lo sabe.
Es ya vieja la historia de que no hay que confundir movilidad con eficiencia. Hay gente que se mueve mucho para no hacer absolutamente nada.
Y, en definitiva, lo que cuenta son los resultados.
« volver