LA TELARAÑA

Focus: Economía
Fecha: 12/06/2009

La trampa de la transición española, siempre tan loada, permitió que quedaran incólumes los crímenes del franquismo. Es por ello que aquel miserable sedimento se ha mantenido a lo largo del tiempo, propiciando el resurgimiento de corrientes integristas en la sociedad española.

Estos días se ha hecho pública una denuncia presentada por un supuesto sindicato (Manos Limpias) contra el juez señor Garzón, por un también supuesto delito de prevaricación, con relación a la búsqueda de restos de las personas fusiladas por los golpistas, durante y después de la guerra civil.

Un juez del Supremo ha admitido la querella, aunque lo más probable es que acabe archivándose por su falta de sustancia.

Lo grave es que un miembro de ese alto tribunal (el señor Adolfo Prego) se preste a estos juegos perversos. Pero todo tiene una explicación.

El señor Prego es miembro del patronato de la Fundación para la Defensa de la Nación Española, junto a los señores Caja, Fernández Campo, García de Cortázar, Juaristi, Larrinaga, López Schlichting, de Miguel y Vidal Cuadras. Es decir, lo más florido del pensamiento ultramontano nacionalista español, que colabora en medios como La Razón, el ABC, la COPE, Intereconomía, etc.

Entre los objetivos de esa asociación está “el cultivo del patriotismo y la afirmación de España como Nación”, la “movilización social de los españoles en defensa de la dignidad de la Nación española”, la “defensa y promoción del español” y otras lindezas.

En cuanto a “Manos Limpias”, se presenta como un Colectivo de Funcionarios Públicos, con especial presencia en el Ayuntamiento de Madrid. Su presidente es el señor Miguel Bernad, antiguo colaborador del señor Blas Piñar, y conocido ultraderechista. Entre sus objetivos se propone” luchar por la defensa del orden constitucional de nuestro país, frente a los movimientos separatistas que pretenden disgregarlo”.

Cabe preguntarse cómo y porqué el sistema judicial español, siempre tan lento en su trabajo de impartir justicia, atiende este tipo de reclamaciones. Cabe preguntarse de donde sale el tiempo y el dinero para que un “colectivo de funcionarios públicos” se dedique a presentar querellas a diestro y siniestro.

España va hacia el modelo italiano: un populismo en la frontera del fascismo.
Alf Duran Corner

 

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