LA UNIVERSIDAD DINAMITADA

Focus: Sociedad
Fecha: 05/11/2010

Uno de los signos más evidentes de la crisis del sistema, signo que viene manifestándose desde hace largos años, es el deterioro de la universidad, su fracaso como foro de discusión y crítica.

En su origen, la universidad tomó el testigo de las antiguas “academias”, llamadas así por su vínculo con la academia de Atenas, fundada por Platón en el siglo IV antes de Cristo. En esos centros se cultivaban la gramática, la retórica, la historia y las matemáticas y sólo eran admitidas aquellas personas capaces de manifestar sus tesis sobre cada una de esas áreas del conocimiento.

La universidad nace con la emergencia de las ciudades y se otorga el derecho de conceder ciertos “grados” del saber, a modo de evaluación. Su principal característica es la “libertad académica”, lo que significa una independencia de los poderes tradicionales representados por la Iglesia y la Monarquía.

En Europa, los estudiantes completaban su formación superando el “Trivium” (retórica, gramática y lógica) y, posteriormente, el “Quadrivium” (aritmética, geometría, música y astronomía). Al final del proceso, tenían una visión global del conocimiento imperante en la época y se hallaban en condiciones de responsabilizarse de proyectos económicos y sociales. Las universidades inglesas (en especial Oxford y Cambridge) mantuvieron este enfoque totalizador durante mucho tiempo.

Luego, con la Revolución Industrial, se produjo el gran cambio. El capitalismo presionó para que las universidades perdieran su carácter crítico e integrador y se dedicaran a formar “especialistas”. La falsa coartada que se utilizó, y continúa utilizándose como argumento, es que existía un divorcio entre la universidad y la empresa. Pero lo que se presentaba como una debilidad era justamente su principal fortaleza.

La universidad es el refugio del saber y no ha de ser contaminada por el mercantilismo dominante. En la universidad te enseñan (o te deberían enseñar) a pensar y a construir conceptos y redes de conceptos. El aporte metodológico es clave en el proceso de formación. Los contenidos son instrumentales y varían según el tiempo y las circunstancias. Cuanto más generalista sea la formación, en mejores condiciones te encuentras para enfrentarte a los retos que la vida te va presentando.

La universidad actual está siguiendo el proceso inverso. Ha bajado el nivel, ha reducido el período de estudios, ha súper-especializado, ha pretendido transformar oficios en grados, ha masificado las aulas, ha abandonado la función tutorial.

Hay demasiadas universidades, demasiadas facultades, demasiados estudiantes. Mucha fanfarria para unos resultados mediocres.

Alf Duran Corner

 

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