LA VIDA SIN PETROLEO
Focus: Sociedad
Fecha: 27/06/2008
Una parte de mi vida profesional la dediqué a la
planificación estratégica , cuando las empresas de este país/territorio/estado no habían descubierto todavía las necesidades de esta función. Y ello me llevó a descubrir muy pronto que
previsión y
planificación eran dos conceptos muy distintos.
Prever es pronosticar, en tanto que planificar es incorporar al tiempo la voluntad de alcanzar un objetivo de una forma determinada.
En el tema de las energías (y en particular en el
petróleo) se hace mucha previsión y poca planificación. Se discute sobre las reservas, sobre la opacidad de Arabia Saudí, sobre la relación coste/beneficio de las nuevas exploraciones, sobre el
“peak oil” (capacidad máxima) de la producción, sobre la relación
“precio barril de crudo/cambio del dólar” , sobre las necesidades crecientes de China e India. Se trabaja sobre un modelo cerrado, como si todas las variables estuvieran controladas de antemano.
Y no es así. El petróleo (combustible fósil) se está acabando. Sólo falta llegar a un acuerdo sobre cuando alcanzaremos el punto cero. Y entonces,
¿qué? .
Si seguimos con la pretensión de tomar el PIB como elemento motor del sistema, no hay salida razonable. Las energías complementarias más sostenibles (eólica, fotovoltaica, solar térmica) nunca podrán cubrir el vacío creado por el petróleo. La energía nuclear tiene dos grandes inconvenientes: qué hacemos con los residuos y dónde encontraremos suficiente uranio para hacerlas operativas.
El
“scenario” más realista nos lleva a un cambio de paradigma. Una sociedad más equilibrada, donde la prisa sea sustituida por la buena gestión del tiempo. Donde la distancia entre el lugar en que vivimos y el sitio donde trabajamos sea mínima. Donde se consuma aquello que se produce más cerca. Donde el coche tenga poco protagonismo y se desarrolle la red ferroviaria. Donde dejemos de volar a Cancún y conozcamos mejor nuestro propio territorio. Donde se recupere la palabra y la vida vuelva a ser real y no virtual, como es ahora.
La otra alternativa es el abismo. Como manifiesta un capitoste en una lúcida viñeta de
El Roto: “La destrucción del planeta es vital para la supervivencia del sistema. ¿Qué hacemos? “ .
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