LAS FUERZAS ARMADAS

Focus: Política
Fecha: 20/10/2003

En el imaginario colectivo de los españoles mayores de cuarenta años, las fuerzas armadas no tienen buena prensa.

Y no la tienen porque van ligadas a los recuerdos de una guerra civil (españoles contra españoles) que dejó en el camino a más de un millón de muertos.

Aquel holocausto produjo una sensación de terror e indefensión, cuyas heridas cuesta mucho cicatrizar.

En la historia de España, el ministerio de la Guerra fue siempre un ministerio poderoso que se llevó una buena parte del presupuesto del Estado y que contó con un sinfín de privilegios.

Tras el golpe de Estado de 1.981 (golpe de Estado fallido), llegó el abrumador triunfo del PSOE en las elecciones generales, que fue un triunfo emocional en el que buena parte de la población quiso acabar con los poderes fácticos.

Dentro de cincuenta años, cuando la maduración temporal permita una visión objetiva sobre los hechos, los historiadores reconocerán probablemente el importante papel jugado por el ministro Serra, que desmanteló el aparato fascista del ejército de Franco y lo transformó en un ejército profesional, homologable con los ejércitos de la vieja Europa.

Cambió el contenido, aunque puso menos énfasis (sutilezas de la política) en cambiar el continente y su parafernalia de desfiles, ruido de trompetas, disciplina a ultranza, banderas y cabras, marcialidad y machismo.

La vocación militar cabalga entre los genes y el diván del psicoanalista.

Pero en cualquier caso, el ejército de un país civilizado tiene como misión asegurar la paz interior y defenderlo del ataque exterior. Nada más y nada menos.

Cuando la fanfarria domina sobre ese modelo social, el país se debilita y la democracia pierde legitimidad.
Alf Duran Corner

 

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