LAS TRIPAS DE DAVOS

Focus: Economía
Fecha: 31/01/2014

El Foro Económico Mundial ha celebrado su habitual reunión en el glamuroso Davos. Las élites políticas y económicas (o quiénes creen serlo) van a Davos para acreditar su existencia. Davos marca la diferencia, como la marcaba volar a New York en el Concorde hace veinticinco años.

En Davos mandan los financieros, o mejor aún, los que han “financiarizado” la economía. Sólo hay que ver que entre los 2693 asistentes casi un 20% pertenecen a este ámbito, bien como gestores o como inversores. Entre periodistas y académicos suman un 15%. Cabe recordar que si no eres miembro activo del WEF (y pagas sus elevadas cuotas anuales), sólo accedes por invitación. Davos es exclusivo y excluyente.

En el foro hay una serie de temas oficiales, que acostumbran a repetirse cada año: la desigualdad social, la coyuntura económica, el desempleo, la deuda pública, el cambio climático. Se discute en mesas redondas, cenas privadas, declaraciones a la prensa, conversaciones, etc. Nunca se llega a ninguna conclusión definitiva y tampoco se acuerdan objetivos para llevar a buen término algún proyecto. Tampoco se trata de esto. Si se cierran algunos contratos privados, la inversión se ha rentabilizado.

Este año han aflorado otros temas no previstos: el papel de la N.S.A. y el espionaje tecnológico, la posición de la mujer en el mercado laboral, la nueva imagen de Irán, el envejecimiento de la población europea, los movimientos migratorios, la expansión militar en Asia. Algunas discusiones han sido interesantes. Se ha tomado nota para profundizar el año que viene.

Davos es como una reunión de antiguos alumnos a quiénes habría gustado haber pasado por Eton. Es una versión actualizada de la película de Soderbergh “Sexo, mentiras y cintas de video”, pero sin Andy MacDowell.

Dicen que la que sí ha estado es Ana Botella.¿ Y qué hacía allí? Si fue para mejorar su inconfesable dominio del inglés, mejor le hubiera ido matricularse en una academia de la calle Fuencarral. Mejor y más barato para los contribuyentes.

Alf Duran Corner

 

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