LOS CONSULTORES / COARTADA

Focus: Empresa
Fecha: 24/02/2012

Hubo una época, para algunos gloriosa, en la que cualquier mediocre podía dirigir una empresa. Esa época terminó en el primer trimestre del 2007, aunque muchos no tomaron conciencia de su finitud hasta bien entrado el 2009. Las ventas crecían y los rendimientos, en valores absolutos, también. Justamente por esto, algunos pendejos con iniciativa -los más osados de los mediocres- acometían nuevos proyectos sin estudiar su lógica interna, su viabilidad, sus posibles disfunciones.

Ahora muchos de esos proyectos se han ido al garete y se han llevado tras de sí a las empresas que los sustentaban, en especial cuando todo se había financiado con dinero ajeno, dinero que se utilizaba como si no se tuviera que devolver.

Los supervivientes del naufragio –normalmente empresas grandes poco apalancadas– han superado el mal tránsito, aunque algunas de ellas no han querido asumir los errores de diagnóstico y han pensado que el viejo proyecto fracasado podría recuperarse si se ponía en manos de un consultor. Y claro está, han acudido a las cuatro multinacionales de la consultoría estratégica –la mayoría derivadas de auditoras de la misma marca– que se reparten el pastel.

Si hubieran leído a Robert Townsend, el que fue presidente de Avis, quizás no habrían caído en ese error. Townsend, que tomó las riendas de una empresa decadente y la transformó en un negocio exitoso y muy rentable, era muy severo con los consultores. Decía : “Los más eficaces son los que actúan por libre, pues los institucionalizados suelen resultar desastrosos. Pierden el tiempo, cuestan demasiado dinero, desmoralizan y distraen a los mejores empleados y no solucionan los problemas. Hay quiénes le piden a uno el reloj para decirle la hora que es y luego se quedan con él para siempre. No recurra a un gabinete de consultores bajo ninguna circunstancia, ni siquiera para tranquilizar a los accionistas o consejeros. No merece la pena”.

No se deje tomar la plaza por una consultora institucional. Tienen un muy buen banco de datos, dominan los procedimientos y están conectados a las fuentes del poder, pero tienen muy poca experiencia en fuego real, no han salido a vender nunca al mercado, no han negociado ningún convenio laboral, no han tenido problemas de tesorería, no han tenido que avalar un crédito con sus propios bienes, no han estado a pie de máquina.

Las empresas no son sólo los estados financieros, ni tampoco los planes estratégicos bien encuadernados que luego no se aplican porque no sirven como guía para la acción. Está bien tener un master, hablar inglés y utilizar un código críptico, pero esto son solamente las guindas de un pastel mucho más complejo, que se cuece con el tiempo, después de elegir bien los condimentos, mezclarlos sabiamente y estar atento, muy atento, a su progreso y resultado.

Recuerde que la dirección de empresas es un arte y una ciencia, pero también un compromiso y una responsabilidad. En último término, no hay lugar para consultores.

Alf Duran Corner

 

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