LOS MONAGUILLOS

Focus: Política
Fecha: 01/10/2014

Dóciles, educados, respetuosos. Siguen las instrucciones del oficiante sin pestañear. Saben que les ha honrado al concederles el privilegio de acompañarlo en sus rituales personales. Saben que, si se portan bien, quizás más adelante redactará un breve mensaje para que algún miembro de la red caciquil les dé una oportunidad de trabajo bien remunerado.

Hay gente que tiene espíritu de monaguillo y se siente cómoda anidada en su interior. Es el caso de los miembros del Tribunal Constitucional del Estado Español (nombrado a dedo por el PP y el PSOE) que no han leído a Montesquieu o no están interesados en comprender su pensamiento. Ellos harán el dictamen que les indique el gobierno de turno, a quien deben su puesto, sus coches oficiales, sus chóferes, su glamurosa vida rodeados de paparazzis, su generoso presupuesto de gastos (23,6 millones de euros en el 2014).

Para qué van a complicarse la vida asumiendo el poder judicial, cuando aquí no hay más poder que el del ejecutivo?. Cuando ya conocen el triste papel de los integrantes del poder legislativo (la mayoría analfabetos funcionales), que no se quejan de su rol de comparsas, pues saben que su futuro también está asegurado si siguen dócilmente lo que se les ordene.

Este es el panorama de un Estado que se autoproclama “Estado de Derecho”, pero que no ofrece las mínimas garantías a los ciudadanos que reclaman el uso de su libertad. En este aquelarre se viven episodios tragicómicos, como cuando los órganos del aparato del Estado se reúnen precipitadamente para redactar unos informes que se ajusten a las decisiones tomadas de antemano por el “mando supremo”.

Actuar así es una tradición de las “clases extractivas” (las que viven de las rentas de los demás). Sin ir más lejos, los monaguillos que prepararon el borrador de la “santa constitución” de 1978, ya incluyeron todos los artículos que los franquistas tuvieron a bien imponer (la indisolubilidad de la nación, el papel del ejército, etc.).

En este escenario rocambolesco, parecería razonable pensar que los observadores internacionales - de un país intervenido económicamente como es España - frenasen las ínfulas de los mandamases de turno. Pero no lo harán, pues sociológicamente – e incluso algunos políticamente – se hallan próximos a sus colegas y no están interesados más que en su propia parcela.

La rúa está en la calle: Gobierno central, Consejo de Estado, Tribunal Constitucional. Echen una mirada a sus componentes y a sus pedigrís.

Cuando éramos jóvenes creíamos ingenuamente que nuestros derechos serían respetados algún día en una España plural. Hace ya tiempo que constatamos nuestro error de diagnóstico. España no tiene remedio.

Deberíamos hacer un upgrade (una actualización) de nuestros conocimientos. Sería útil releer un apasionante libro de nuestros años de clandestinidad que llevaba un evocador subtítulo: “Génesis y desarrollo de la Santa Mafia”.

Alf Duran Corner

 

« volver