¡MALDITOS BASTARDOS!

Focus: Política
Fecha: 14/10/2015

Lo de “hijo de padre desconocido” es sólo una categoría estadística de carácter denotativo para un registro civil. Connotativamente “bastardo” significa “indigno”, “falso”,”vil”, “infame”. El calificativo maldito acentúa las tintas: “malvado”, “perverso”. La expresión supone un rechazo directo, explícito, que no admite respuesta.

En los últimos meses y en esta primavera política que estamos gozando, afloran muchos “bastardos”. Son como las malas hierbas. Se han alimentado de las ubres de una cultura violenta, absolutista, predemocrática, no respetuosa con las otras especies, dogmática, que no tolera la diferencia. Malditos bastardos.

Quentin Tarantino hizo una película con este título. En ella describía la historia de un comando judío norteamericano (Inglourious basterds) que trataba de dinamitar, física e intelectualmente, el núcleo central del poder nazi, presente en la Francia ocupada. La película discurría entre el drama bélico y la comedia, con los habituales toques de humor negro muy propios del director americano. No era un gran Tarantino; quizás lo mejor fue el título. Comercialmente tuvo un gran éxito.

Pero el guión sí tenía un referente muy concreto, poco conocido por la opinión pública y apenas citado en la historiografía sobre la II Guerra Mundial.

Este referente real fue un comando clandestino formado mayoritariamente por jóvenes judíos (alemanes y austríacos) que se habían ofrecido voluntariamente para luchar contra la barbarie nazi. Muchos de sus familiares habían acabado en las cámaras de gas y ellos se guiaban por la ley del Talión. Organizados por el mando británico, operaron en territorio enemigo, en el que se movían con facilidad gracias al dominio de la lengua común. Sabían que si los detenían serían ajusticiados de forma inmediata. De hecho, parece que fue el propio Hitler quien los describió como unos “malditos bastardos”.

Pero quien mejor situó el código en el campo del arte dramático fue Richard Brooks, director y guionista de la película “Los profesionales” (The Professionals), un vibrante western con un conjunto de excelentes actores. En él un rico tejano contrata a cuatro norteamericanos para que liberen a su joven esposa, que ha sido secuestrada por unos revolucionarios mejicanos. Al final, terminado felizmente el encargo, se demuestra que todo fue un engaño. El líder del grupo, interpretado magistralmente por Lee Marvin, no acepta el trato y permite que la mujer y su supuesto secuestrador sean liberados. Y en ese momento se produce un cortante diálogo entre el potentado y el profesional, en el que el primero le espeta: “Es usted un bastardo”. A lo que el segundo contesta: “Tiene usted razón. Pero en mi caso es un accidente de nacimiento. Usted se ha hecho a sí mismo”.

De estos últimos, desgraciadamente, hay muchos. En la coyuntura actual, de acoso y derribo a la voluntad de un pueblo que lucha por su independencia, no han podido controlar su bastardía. Malditos bastardos.

Alf Duran Corner

 

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