MANIPULACIONES GROSERAS
Focus: Política
Fecha: 26/11/2012
Como es habitual, los responsables de los partidos políticos que han acudido a las elecciones en Catalunya tratan de justificar los resultados. Ya sabemos que todos han ganado, pues la vida no es en blanco y negro, y los matices permiten un sinfín de interpretaciones. Luego está el acompañamiento de los medios de comunicación – cada vez menos rigurosos en el análisis – que tildan de fracaso los proyectos que no son de su cuerda y de éxito los que sintonizan con sus intereses.
Sin embargo hay una sencilla manera de reflejar el resultado. Se trata de contar los votos de las distintas opciones y compararlos con los obtenidos en las elecciones pasadas (2010).
En estas elecciones el tema central era que el pueblo ratificara o no el “derecho a decidir” o, si se quiere dejar más claro, la vía hacia la autodeterminación respecto al Estado Español. Los partidos que estaban a favor eran Convergència & Unió, Esquerra Republicana, Iniciativa per Catalunya y Solidaritat. Los partidos que estaban en contra eran PSC-PSOE, PP y Ciudadanos.
La primera cifra a destacar ha sido la gran participación. En el 2010 votaron 3.135.764 personas y ahora lo han hecho 3.657.450. Una diferencia de 521.686 a favor del 2012. ¿Y cómo se ha repartido esto?
Empezaremos por el voto “soberanista”, comparándolo siempre con los resultados del 2010 :
- Convergència & Unió : 94.000 votos menos.
- ERC : 275.000 votos más.
- IC : 128.000 votos más.
- CUP versus SI: 23.000 votos más.
Saldo a favor…………….. 332.000 votos.
Ahora veamos el voto “españolista” :
- PSC-PSOE : 49.000 votos menos.
- PP : 85.000 votos más.
- Ciudadanos: 168.000 votos más.
Saldo a favor……………..204.000 votos más.
Es decir, la diferencia entre unos y otros nos da el signo político de la mayor participación. Sólo es cuestión de restar: 332.000 votos “soberanistas” frente a 204.000 votos “españolistas”. O sea, el “soberanismo” ha incrementado el apoyo popular en 128.000 votos.
En definitiva, la vía independentista ha quedado reforzada, por mucho que los “flechas y pelayos” del siglo XXI pretendan seguir contando su “cuento chino” habitual.
Ahora hay que gobernar y cumplir lo prometido.
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