MOISES REDIVIVO

Focus: Política
Fecha: 26/09/2008

El último episodio del espectáculo previo a las elecciones norteamericanas ha sido la designación de Sarah Palin como candidata a la vicepresidencia, por el Partido Republicano.

La contumaz memez de los medios de información (locales, nacionales, internacionales) ha destacado las cualidades de una mujer, madre de familia tradicional, de fuertes convicciones religiosas y con una importante proyección pública.

Han hecho de ella una “marca”, cuando apenas hace un mes era una perfecta desconocida.

Pero esta señora, que pretende ocupar el vacío de género dejado por Hillary Clinton (gracias a la estrechez de miras del aparato del Partido Demócrata) es una mujer de armas tomar, en el sentido más genuino del término.

Además tiene la habilidad de combinar su amor a Dios con una defensa encarnizada del derecho a las armas. Buenos ejemplos son sus argumentos a favor del oleoducto de gas de Alaska (Estado del que es gobernadora) con el argumento de que “es la voluntad de Dios”, como lo son los 30.000 millones de dólares de su coste, o su posición frente a la invasión de Irak, diciendo que “es una tarea ordenada por Dios”.

Miembro de una comunidad religiosa protestante (la iglesia de Pentecostés), comparte un conjunto de extraños mensajes y rituales, entre los que se mezclan “el final de los tiempos”, las “expresiones del Espíritu Santo”, la “segunda llegada de Jesús”, la “capacidad de curar o de hablar varias lenguas” y un rocambolesco etcétera.

Pero ante la opinión pública de su país es un diamante en bruto con grandes posibilidades. Su único problema es que no es suficientemente pro-israelita.

Una de sus últimas “boutades” ha sido manifestar que ella declararía la guerra a la Federación Rusa si esta última invadiera Georgia, aliado de Estados Unidos.

Si hubiera nacido en la Viena de primeros del siglo pasado, habría gustado de las delicias del diván del Doctor Freud.

Como nació más tarde, se tiene que contentar con frecuentes catarsis.
Alf Duran Corner

 

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