MUJERES DESESPERADAS

Focus: Sociedad
Fecha: 17/06/2005

La idea es simple : en la sociedad occidental, las mujeres de clase media-alta, cuando alcanzan la barrera de los cuarenta años, empiezan a perder interés para sus parejas. Disponen de recursos, pero se sienten solas. Intentan caminos alternativos (el yoga, la dieta, la meditación), que no les llevan a ninguna parte. En ocasiones, muy pocas, inician relaciones esporádicas con hombres más jóvenes, que no hacen otra cosa que incrementar su desasosiego.

Son mujeres desesperadas.

Las mujeres, cualquier mujer, deben tener muy claro que el gobierno de su propia vida pasa por la independencia, por la independencia económica.

Esto significa que desde muy jóvenes han de construir su propio futuro y entender, como lo hace el hombre, que las relaciones afectivas no deben enturbiar su carrera profesional.

Es una cuestión de prioridades. De articular unos espacios equilibrados (trabajo, vida personal, proyección pública, relaciones de pareja) que formen un conjunto armónico, a sabiendas de que la dialéctica supone tensión y cambio.

El hombre, en su papel de macho de la especie humana, tiene un patrón biológico que tiende a la promiscuidad. La monogamia parece ser un fenómeno de naturaleza cultural. Esto no es malo ni bueno. Es lo que hay.

Con los años este patrón pierde fuerza y el hombre, genéricamente hablando, busca el refugio de una mujer (madre, amante, esposa). Queda sobradamente demostrado que su fuerza muscular, oculta, muchas veces, su debilidad psicológica.

Las “mujeres desesperadas” pueden dejar de serlo, siempre y cuando tomen conciencia de que este escenario no les conviene.

Ni como mujeres, ni como personas.
Alf Duran Corner

 

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