MUNDOS OPUESTOS
Focus: Sociedad
Fecha: 19/10/2007
Con este título (“West Side, East Side” en el original), Mervin le Roy dirigió en 1.949 una apasionante película, en la que contaba con un reparto de primera línea, formado por Barbara Stanwyck, James Mason, Van Heflin y Ava Gardner.
Me he acordado de esta cinta presenciando la fase final del campeonato del mundo de
Rugby y comparando la sobriedad, el compromiso y el esfuerzo de sus practicantes con la fanfarria que rodea el mundo del
Fútbol .
Para muchos el juego del
Rugby es un desconocido. Es un juego de equipo, donde la fuerza, la habilidad y la inteligencia se combinan con sutileza. Es un juego abierto, muy distinto a su pariente más próximo (el “fútbol americano”), que es un juego milimetrado y poco dado a la improvisación.
El
Rugby cabalga entre el amateurismo y la profesionalización. Entre los componentes de un equipo se pueden encontrar a cirujanos, conductores de autobuses y contables. La gran mayoría juegan porque les apetece y su gratificación es más moral que pecuniaria.
El
Fútbol no necesita manual operativo. Es un deporte que ha sido sobredimensionado y está a punto de reventar. Mueve miles de millones de dólares y toma una proporción desmesurada del espacio informativo de todos los medios.
Ha generado una casta de “periodistas” deportivos dedicados a pleno tiempo a explotar, hasta la saciedad, todos los flancos que ofrece el tema: los partidos, los jugadores, sus vidas, sus opiniones, sus rencillas, sus amores, incluso sus vergüenzas.
El
Fútbol es el pan y el circo (“panem et circenses” de Juvenal) para que las masas estén entretenidas.
Alguien dejó escrito que el
Rugby es un juego de “hooligans” (gamberros) jugado por caballeros, en tanto que el
Fútbol es un juego de caballeros jugado por “hooligans”.
Mundos opuestos.
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