NEW YORK, NEW YORK
Focus: Sociedad
Fecha: 26/11/2004
En mi primera juventud, Londres fue mi ciudad ideal, la ciudad que me ofrecía aquello que no podía encontrar en la oscuridad de los años negros del franquismo. En esto discrepaba de mis amigos, que tendían a refugiarse en el París de “La joie de lire”, “Maspero”, los bistrots del Boul Saint Mich y los pequeños bares de acento español de la Avenue Wagran.
Pero en mi viaje iniciático a New York, cambié mis prioridades. Mi querido Londres quedaba en un segundo plano ante la explosión libertaria de una ciudad extraordinaria. He llegado a amar a New York y me resulta difícil no acudir a ella con cierta frecuencia. Cuando necesito cargar pilas, sé que el remedio está en regresar a esa ciudad, que podría ser la capital del mundo y que es la antítesis del estereotipo norteamericano.
Ahora, con motivo de las elecciones presidenciales, mi mirada se ha posado de nuevo en New York. Mi gente no me ha fallado.
New York tiene cinco condados, aunque muchos turistas europeos sólo conocen Manhattan. Manhattan es New York, pero también lo son Queens, el Bronx, Brooklyn y Staten Island.
En la ciudad de New York, los resultados de las elecciones han sido contundentes. 1.653.000 neoyorquinos han votado por Kerry y sólo 544.000 por Bush. Es decir, de cada cuatro votantes, tres han votado por la libertad, la tolerancia, el respeto y la democracia.
La próxima vez que vaya a New York, olvídese, aunque sea por un momento, de Chinatown, de la 5ª avenida, de los gospels de Harlem y de Times Square.
Haga un paseo con el Bronx Tour Trolley y elija sus recuerdos en los pequeños puestos del Artisans Marketplace, visite y disfrute del Brooklyn Botanic Garden, tome un pastel de queso en Flatbush Avenue y dese cuenta de que Queens es algo más que las pistas de tenis de Forrest Hills y el aeropuerto Kennedy.
Tome el ferry hasta Staten Island, pero no baje del barco, pues lo mejor de la isla es el regreso a Manhattan. Además, en ese condado, el menos poblado, votaron ligeramente a favor de Bush. Fue la excepción de la regla.
Y cuando se sienta algo bajo de moral, tararee, con Frank Sinatra, las viejas estrofas de una bella canción:
I want to wake up in a city that never sleeps
And find I’m A-number-one, top of the list,
King of the hill, A-number-one
Nos hemos salvado de la quema.
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