OLIGOPOLIO BANCARIO
Focus: Política
Fecha: 04/11/2016
Como dice certeramente Christophe André, la sociedad moderna está plagada de contaminantes, no sólo químicos sino psicotóxicos. Los medios de información, con la ayuda de las nuevas tecnologías, nos abruman con datos desestructurados, manipulaciones comerciales, basura informativa. Cada nuevo input desplaza al anterior y no queda tiempo para la introspección.
Ahora ya nos hemos casi olvidado de la gran estafa que los poderes públicos llevaron a cabo para salvar los intereses privados de la banca. Ocurrió en todas partes y también en el Estado Español. Por eso conviene recordarlo y denunciarlo, aun a sabiendas de que ese esfuerzo pueda resultar inútil.
Recientemente el Banco de España declaraba que de los 51.000 millones de euros inyectados por el Estado en el sector bancario (o sea por los contribuyentes) en el período 2008–2016, sólo se habían recuperado 2.600 millones. La apostilla del gobierno en funciones, a través del ministro señor De Guindos, fue ridículamente insultante: “estábamos en el buen camino”.
A modo de resumen, listemos el rosario de sucesos de este contencioso y nuestra personal apreciación:
- La cifra de 51.000 millones no incluye los avales y las garantías dadas por el Estado para proteger ciertas operaciones. Hay opacidad. El saldo final puede ser el doble.
- La banca internacional prestó al Estado 40.000 millones, que han acabado aparcados entre el billón largo de euros de la Deuda Pública. Cada recién nacido en este maravilloso país, lleva en el bolsillo una deuda de 23.000 euros.
- Desde su creación, el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), creado para ordenar el caos del sector, ha actuado de forma desordenada con resultados negativos.
- El SAREB (Sociedad de gestión de activos procedentes de la reestructuración bancaria) ha servido únicamente para limpiar los balances del sector, quedándose buena parte de sus activos tóxicos. Esos activos tóxicos fueron valorados al alza. Los “fondos buitre”, empresas especializadas en la compra de ese tipo de activos, no hubieran pagado ni la mitad por ellos. El procedimiento seguido fue una ayuda indirecta y opaca a los operadores.
- Las autoridades económicas y monetarias (gobiernos, Banco de España, Comisión Nacional del Mercado de Valores, etc.), permitieron con su actitud pasiva (miraban hacia otro lado), que los partidos políticos (sobre todo el PP, pero también el PSOE) entraran en las Cajas de Ahorros y las llevaran al desahucio. Hicieron de banqueros sin serlo. Asumieron riesgos ilimitados. Vaciaron además las arcas en beneficio propio. Hubo una coyunda clara entre los altos funcionarios y esos partidos. Algunos directivos están siendo ahora juzgados, con mucho ruido mediático, pero la mayoría han salidos indemnes. El “ectoplasma” español funciona y dentro de un tiempo todo quedará olvidado.
- El Estado (de nuevo los contribuyentes), después de la cosmética financiera del SAREB, colocó dinero en varias entidades y luego las vendió a precio de saldo. Veamos algunos casos:
-22.000 millones a Bankia, de la que todavía controla el 65%. Su valor hoy es de 6.000 millones.
-14.000 millones en Catalunya Caixa, que se quedó el BBVA por 1.100 millones.
-14.000 millones en la CAM, que se quedó el Banco de Sabadell por 1 euro, asumiendo el pasivo correspondiente, pero, eso sí, con avales y garantías del Estado que desconocemos.
-10.000 millones por Novacaixagalicia, que se quedó Bandesco por 1.000 millones.
- El Estado Español lo hizo muy mal. En otros países, el Estado nacionalizó algunas entidades, y luego, una vez puestas en condiciones, las vendió, obteniendo además un beneficio adicional. También podría haber optado por la liquidación. No hay razón para que el sector bancario goce de unos privilegios que no tienen el resto de sectores, en los que los accionistas saben que cualquier actividad económica entraña un riesgo. Estas son las reglas de juego del capitalismo, pero aquí hubo un trato de favor. ¿Por qué?
- El sector se ha estrechado y ahora hay muchos menos operadores que hace diez años. Estamos en pleno oligopolio: cinco entidades controlan el 60% del negocio. La presión sobre el cliente es mayor. El pequeño ahorrador y las pymes se han quedado desasistidas. Y la tendencia es a peor.
- Algunos de estos operadores se autoperciben como “sistémicos”, es decir, son “demasiado grandes para quebrar”. Esto implica que pueden continuar asumiendo riesgos: si sale bien, grandes beneficios. Si sale mal, el Estado los cubrirá. Es el denominado “azar moral”, que es una carga de dinamita en el sistema de libre empresa.
Si sólo fueran unos incompetentes, se les podría perdonar después de cesarlos. La cuestión es que añaden a su incompetencia un grado de cinismo inmejorable.
España va bien !
Notas:
(1) Nuestra cita nos recuerda que para que haya un ganador ha de haber, casi siempre, un perdedor.
(2) En lectura seleccionada tenemos una breve síntesis de las ideas de Simone de Beauvoir. Para animar a la lectura de las fuentes originales.
(3) En mi biblioteca hemos elegido una novela del gran Simenon, al que Gide consideraba uno de los mejores escritores del siglo XX.
(4) En de otras webs, los grandes analistas de “Wolf Street” descubren las opacidades del Banco Popular y de sus activos tóxicos.
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