PANTALLA PANORÁMICA

Focus: Política
Fecha: 31/08/2015

La coyunda entre las denominadas cloacas del Estado y los medios serviles que se nutren de sus residuos (sólo faltaba la disparatada arenga en “El País” de un Felipe González en fase de “chocheo”), van presentando semanalmente su programa de casos ejemplares, en formato pantalla grande, para que los ciudadanos españoles se den cuenta de lo corrupta que es Cataluña, de la escasa calidad humana de sus líderes, de la bajeza moral de sus ciudadanos.

Es por todo ello que el Estado (“lo dice la Constitución”) se ve en la necesidad de reprimirlos y llevarlos de nuevo al buen camino. Todo vale. Atemorizarlos, chantajearlos, asfixiarlos económicamente, explotarlos. A ver si aprenden, de una vez por todas.

Pero los hechos, como decía Fernández de Castro cuando éramos jóvenes, son tremendamente demagógicos. Y además, irrefutables. Y los hechos van en su contra.

¿Quién es España para hablar de calidad moral? ¿O es que no saben los mandamases de turno el número de casos abiertos sobre temas de corrupción, en este ejemplar Estado, en los últimos quince años? Y no me refiero a las encuestas sobre “percepción de la corrupción” (que están cargadas de subjetividad y responden a distintos criterios de valoración) sino a los hechos reales, cuantificados.

Ya nos hemos referido en otras ocasiones al mejor estudio realizado sobre la corrupción en España, cuya autoría corresponde al CCN (Centre Català de Negocis / setembre 2014), que no ha hecho más que recoger toda la información publicada por fuentes oficiales. El estudio, cuyo anexo referencial resulta exhaustivo, ofrece el retrato fidedigno del Estado Español que sufrimos.

Veamos algunas pinceladas de esta singular figura:

 

 

 

 

 

 

Insistimos en que aquí no hay interpretaciones; sólo hechos.

Estamos de acuerdo en que la corrupción debe ser desenmascarada y perseguida allí donde se encuentre, pero lo que no es lícito es desenfocarla mediáticamente. Dentro de la basura general, en Cataluña hay mucha menos y no huele tan mal. Las operaciones Rambo (con fuerzas de seguridad camufladas con pasamontañas y gafas Ray-Ban) resultan patéticas. El trasiego de cajas de cartón arriba y abajo en una sociedad digitalizada en la que la historia de la Humanidad cabe en un lápiz electrónico, produce vergüenza. Y que esto ocurra en Catalunya (con especial dedicación a Convergència Democràtica) en vísperas de unas elecciones, cuyo resultado puede cambiar el rumbo de nuestra nación, es un “déjà vu”. Lo han hecho repetidamente (caso Mas, caso Trías, etc.). Lo seguirán haciendo. Sólo saben jugar sucio.

Somos muy conscientes de que Catalunya no es una sociedad ideal, entre otras razones porque tal sociedad no existe. Tenemos corruptos y corruptores, y los tendremos, aunque procuraremos reducir su número. Pero como dijeran Franklin D.Roosvelt, Dean Acheson y Foster Dulles, refiriéndose a distintos personajes políticos de su época:”Yeah, he is a son-of-bitch, but he is our son-of-bitch”.

Alf Duran Corner

 

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